
¡Gracias, Papa Francisco!
¿Horario de Dios o del diablo?
Bueno, por fin regresamos al horario normal. Normal para los que ya estamos cerca de la tercera edad. Los Baby boomers y la Generación “X”, fue con el que crecimos. Tiempo al que, algunos, le llaman el Horario de Dios.
Aunque el Horario de Verano (en el que adelantamos una hora) tiene en nuestro país 26 años, para las más recientes generaciones como los Milenials y Centenials, ese es el normal.
Sin embargo, ambos horarios tienen ventajas y desventajas.
Las ventajas del Horario “normal” (cuando se regresa una hora el reloj) es que, se percibe que dura más el día. Tenemos más tiempo para hacer cosas. También, dormimos “más tiempo”, pero, una de sus principales desventajas es la salida del trabajo de millones de Mexicanos. Así es, cuando las peligrosas calles de nuestras ciudades ya están oscuras. Esta situación exacerba el problema de la delincuencia.
Por su parte, las ventajas y desventajas del Horario de Verano (en el cual adelantamos una hora el reloj), son directamente invertidas a las ventajas y desventajas del horario tradicional.
Es decir, salimos del trabajo todavía con luz solar, pero andamos con sueño. Sentimos que el día pasa muy rápido y que el tiempo no nos alcanza. Esto provoca que, las manecillas del reloj, aunque vayan a la misma velocidad de siempre, las percibamos más aprisa.
También, en conjunto, nos da taquibiosis, la percepción de que la vida pasa demasiado rápido. Que la vida es breve que de repente se nos vinieron los años.
Sin embargo, una hora de adelanto o atraso no hacen gran diferencia en los ahorros energéticos.
Más bien, lo que debemos adelantar es el crecimiento de nuestro país. Crecer moralmente, económica y socialmente. Eso es más importante que debatir si uno es el horario de Dios y otro el del diablo.
¡¡¡PLOP!!!!
El autor es director de Filosofía de la UAG.