¡¡¡Plop!!!/Salvador Echeagaray
Envejeciendo
“Aumento de los recuerdos. Disminución de reflejos. Aumento de la nostalgia, la necesidad del abrazo. ¿Qué fue de las fuerzas que me acompañaron? ¿A dónde se fueron, en dónde quedaron?
¿Qué fue de la ilusión suprema de amar y ser amado? Hoy suplica uno añorante la extinción del hado.
¿Qué del tiempo, del interminable rondín por los bares sin medida? ¿Qué de las noches en rasgueo constante de armonía radiante donde las voces no dormían? Reminiscencias encantadas y perdidas”.
Y es que envejecer no es fácil. De no ser por el espejo diario, si dejáramos de vernos un año, pasados los 50 nos alarmaríamos. Lejos quedaron esos años cuando era al revés, nos admirábamos. Hoy evitamos hasta la fotografía. No aceptamos llegar a edades en las que el tiempo domina.
Pero, es más grave el envejecimiento de la voluntad. Éste se manifiesta cuando no se quiere actuar. Cuando el fin de los tiempos se acerca a cada uno.
Después de todo lo que se dio ahora se requiere de ayuda. Sin embargo es cuando más nos abandonan. ¡Ahí viene el mueble, el bulto que estorba. ¡Llevémoslo al asilo, al campo de exterminio de los míos!
Seamos todos comprensivos con el viejo. Si no es por amor que sea porque nos tocará vivir una circunstancia similar. Y no sabemos cómo vamos a llegar a la vejez, bueno, si es que llegamos.
– ¿Sobre qué escribió hoy, profe? –
– De que ya me estoy haciendo viejo. –
– ¡Qué bueno! –
– ¿Bueno? –
– Malo que se estuviera haciendo vieja. –
¡¡¡PLOP!!!!
El autor es profesor de filosofía en la UAG.