
Visión Financiera
Trivium y Quadrivium
“¡Nuevo día!
Resplandor floreciente.
café apenas pintado, alivio del crónico cansancio.
Bicolor fluyente. Calificante de interminables hojas.
Páginas desgastadas, su libro base.
Así mismo está su ropa.
Así mismo está su piel.
Los embates del tiempo siguen.
Apuros entreverados, sobrantes de ayer.
Comer, a veces, en la semana.
La vocación lo levanta y lo sostiene.
¡Niños guarden silencio,
que vamos a comenzar!
¿Quién aprendió la lección?
Nadie profe, nadie”.
Y es que desde hace un par de lustros, la instrucción, al menos en nuestro país, ha sufrido fuertes menoscabos.
Políticas contrarias a la educación han permitido un imperio en contra de la enseñanza. Pululan teorías antipedagógicas o, simples pedagogías sin sentido. Por ejemplo, el constructivismo.
“El niño construye la realidad”. ¡No! La realidad ya está, ya es. El ser es, el no ser, no es. El niño es niño y no niña, ni otra cosa.
Además hay que darles a conocer a los infantes que el universo donde habitamos es muy extenso, lleno de maravillas y que lo rige un orden. Y si hay orden luego debe haber un ordenador.
No hay porque pretender que el niño construya la realidad, es tan basto lo que nos rodea que no alcanzan “100 vidas” para explorarlo todo.
En el aula enseñemos cosas necesarias y trascendentes.
No estaría mal considerar, en parte, volver al trivium y al quadrivium. Trivium: gramática, retórica y dialéctica. Quadrivium: aritmética, geometría, astronomía y música. ¡Después, todo lo demás!
¿De qué escribió hoy profe? –
De la necesidad de aprender bien las ciencias básicas? –
Por ejemplo, aritmética, geometría, astronomía y música. –
Ah, yo quiero aprender música para tocar narco corridos. –
¡¡¡PLOP!!!
El autor es director del departamento de filosofía de la UAG.