LIGHT YEAR Y EL BESO PROHIBIDO

– ¡Ay, qué escándalo hacen porque en la película “Lightyear» de Disney dos mujeres se besan en la boca! –

– ¿No que estamos a favor del amor? Bien lo dijo John Lennon, “All you need is love.” (Todo lo que necesitas es amor). ¡Malditos fifís conservadores, todo lo ven mal!!! –

– Ay sí, ¿a poco porque los niños o las niñas vean que dos mujeres, que son pareja, en una película infantil se besan ya se van a hacer lesbianas? A esto podemos responder que no. Sin embargo, en la mente infantil va a quedar algo que no va con el orden natural.

En la naturaleza hay un orden. Eso es fácil de comprobar. Dentro de unas horas será de noche. Después de otras tantas horas va a amanecer. Y así todos los días. Podemos ver las estaciones del año repetirse necesariamente. No escuchamos en las noticias que en este año no habrá verano u otoño, simplemente por un orden, se da.

También, para el ser humano hay un orden. Vaya a los cuneros de cualquier hospital. Hay niño o niña, no gay, lesbi o indeterminado. Pudiera ser hermafrodita. Sí, pudiera ser, pero nace un ser humano que tiene características de los dos sexos, entre 10 millones, uno. Así que eso no es una regla.

Sobran las razones por las cuales debemos optar por el orden. Si no hubiera orden en las calles, gracias a los semáforos, los choques automovilísticos, se multiplicarían. Si ya de por sí, hay cientos todos los días en las grandes ciudades.

Si en nuestro cuarto y escritorio no hay orden, nuestro trabajo se dificulta enormemente. Tan solo en encontrar las llaves para salir de la casa en las mañanas es un caos.

Así que, el orden es hombre y mujer. Y la unión natural es ídem. Ya lo demás, que si hombre con hombre, mujer con mujer, homosexual con heterosexual, trans con todas las combinaciones, etc. Eso es subversión del orden. Enójese quien se enoje, moléstese quien se moleste.

Y no seguir el orden, incide directamente, en la falta de lineamientos correctos que nos permiten vivir a todos mejor. Y vivir mejor es bienestar y ésto, al final de cuentas, es felicidad. Conclusión: si no hay orden no hay felicidad.

– ¿De qué escribió hoy profe?-

– De que es necesario que haya un orden en todo. –

– ¡Uy, ya va a empezar a decirnos que bajemos los pies de los mesabancos! –

¡¡¡PLOP!!!

El autor es director del Departamento de Filosofía de la UAG.