
¡Gracias, Papa Francisco!
La importancia de nombrar
Nombrar. Decir. Señalar, co- crear. – Te nombro. Te doy ser. Te distingo. Te noto, te hago notar. –
Nombrar. Rescate de la nada. Rescate del olvido. Existir, estar presente. Sin nombre, no eres. El nombre es ser. Todas las cosas tienen nombre. Todo debe ser nombrado. Cada cosa tiene su esencia. La esencia define algo. El nombre la evoca. Las cosas están, las cosas son. Solo nombra Dios, solo nombran bien los privilegiados. No nombra bien cualquiera. “Nombran los dioses, nombra el legislador”. Dice Platón en el Crátilo.
Adán, primer nombrador humano de la historia. Erudito por infusión. Recién creado, ya nombra. Dones preternaturales entregados a su nombrar. Delante de Dios nombra. –“E hizo Yahvé desfilar a los animales y las cosas para ver qué nombre les ponía”. – Dios observante. Dios curioso.
– ¿Cómo nombrará mi máxima creación a lo creado? ¿Qué tan capaz es Adán de indagar en la naturaleza de las cosas? ¿Qué tan capaz es de nombrar? –
Al nombrar somos co- participes de la creación, no solo al procrear otro ser humano. Concepción. El concepto se concibe. El concepto se evoca con el nombre, se recrea, se vuelve a hacer. Vuelve a ser, ser.
Nombrar. Gran privilegio. Nombrar – ¡Qué importancia! ¡Qué responsabilidad! – – “Tú te llamarás varona porque del varón has sido sacada”. – De la costilla de Adán Eva es creada. Su esencia, la naturaleza de Adán, el varón, luego, varona. Varón del latín vir, fuerza. El varón es fuerte. Su primera fortaleza nombrar.
¡Qué importante nombrar bien! Con el nombre se define la esencia, el ser de las cosas. Un mal nombre, trastorna el ser de algo. Por ello, hay que nombrar bien a todo. Un nombre para cada cosa y cada cosa con su nombre.
Lo concebido (concepto) con su recreación, con su nombramiento. ¡No pocos nombres para muchas cosas! Eso distrae, eso confunde. Las cosas de la misma naturaleza, con su nombre. No mezclar naturalezas distintas. Incluso, aunque se comparta la misma naturaleza, como dice el principio de identidad, “todo ser es idéntico a sí mismo”. Máxime el ser humano. Único e irrepetible. Su nombre es importante. Su nombre lo define, le da ser, le da destino. –
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-Y ¿De qué escribió ahora, profe? –
– De la importancia de nombrar. –
– ¡Uy yo soy re- bueno para eso! –
– ¿Cómo? –
– ¡Sí! A todos los profes ya les puse su apodo. –
¡PLOP!!!!