¿Arte o negocio? ¡Globos de oro!
¡Con cuanta ilusión esperábamos este siglo 21!
Imaginábamos llegar al año 2 mil con muchas sorpresas maravillosas.
Pero este nuevo siglo nos ha desilusionado en muchos aspectos, sobre todo en el aumento a la violencia.
Analicemos algunas de las principales causas de este flagelo:
La desintegración de las estructuras familiares y comunitarias tradicionales ha dejado a muchas personas sin una red de apoyo emocional y social.
La soledad y el aislamiento pueden aumentar la vulnerabilidad a comportamientos violentos, ya que las personas buscan formas de expresar su desesperación y enojo.
Además, la falta de cohesión social puede facilitar la propagación de ideologías extremistas y violentas.
Los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel importante en la formación de actitudes y comportamientos.
La exposición constante a imágenes y mensajes violentos puede desensibilizar a las personas y normalizar la violencia como una forma aceptable de resolver conflictos.
Además, las redes sociales pueden servir como plataformas para la difusión de ideologías extremistas y el reclutamiento de individuos para actos violentos.
La tecnología ha revolucionado nuestras vidas, pero también ha traído consigo nuevos desafíos en términos de privacidad y seguridad.
La vigilancia constante y la falta de privacidad pueden generar paranoia y desconfianza, lo que a su vez puede llevar a comportamientos violentos como una forma de autoprotección.
Además, el acceso fácil a armas y herramientas de violencia a través de internet puede facilitar la planificación y ejecución de actos violentos.
La vida moderna está marcada por altos niveles de estrés y presión debido a la competencia laboral, la incertidumbre económica y las expectativas sociales.
El estrés crónico puede afectar la salud mental y emocional, aumentando la probabilidad de comportamientos violentos.
La falta de mecanismos efectivos para manejar el estrés también puede llevar a la violencia como una forma de liberar tensiones acumuladas.
Los conflictos geopolíticos y la migración forzada son otra causa importante de violencia en el siglo XXI.
Las guerras y los conflictos armados generan desplazamientos masivos de personas, que a menudo se enfrentan a condiciones de vida precarias y hostilidad en los países de acogida.
La falta de integración y las tensiones culturales pueden generar enfrentamientos violentos entre comunidades.
La creciente brecha entre ricos y pobres es una de las principales causas de la violencia en el siglo XXI. La falta de acceso a recursos básicos como educación, salud y empleo, junto con la sensación de injusticia y exclusión, puede llevar a la frustración y, en última instancia, a comportamientos violentos. La desigualdad también puede alimentar el resentimiento y la rivalidad entre diferentes grupos sociales.
Relativismo, ateísmo, inmanentismo.
La pérdida de valores fomentada por filosofías falaces contribuye a generar violencia, pues deja de haber verdad, con el relativismo. Con el ateísmo, deja de haber justicia, pues, «si no hay Dios» ¿quien la impone?
El egoísmo se concentra en uno mismo producto del inmanentismo. Así, se pierde la compasión y solidaridad hacia otros. (El autor es académico UAG).
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– ¿Cuál fue el tema de hoy?
– Las causas de la violencia.
– ¡Pues, yo veo que si no me aumentas el chivo…puede haber violencia!
¡¡¡PLOP!!!