Libros de ayer y hoy
Una refinería electoral
A primera vista el anuncio era espectacular. Electoral sin duda, pero contundente. Un acierto irrefutable de la administración federal. Adquirir una refinería como Deer Park, en 600 millones de dólares, para refinar 340 mil barriles diarios y producir combustibles a buen precio, no tenía precio. Un golpe de medios definitivo, necesario ante los desaciertos anteriores, un golpe de timón para poner el viento a su favor…
Pero el empeño presidencial pronto se despeñó. Las primeras comparaciones fueron no sólo irrefutables, sino absolutamente contradecibles, aún más, desventajosas para el intento de propaganda. Evidenciaron la característica principal del régimen: actuar sin pensar, precipitadamente y sobre todo, con un criterio político por encima de los criterios técnicos, sociales, empresariales, económicos, financieros, culturales o ecológicos. El criterio del presidente es él mismo, su proyecto y su anhelo compulsivo de pasar a la historia.
Deer Park, los gringos no dan paso sin huarache, salió en buen precio, casi como ganga. SI, Pemex completó el pago para ser dueña del 100% de las acciones de la refinería, pero el presidente no anunció que la empresa está en situación deficitaria, ni explicó de dónde saldrán los recursos para pagar una deuda de 980 millones de dólares que arrastra la refinería, que hasta ayer era propiedad de la Shell corporation. Es decir que el presidente de México, en su prisa por hacer anuncios espectaculares compró una deuda considerable para el país.
Tampoco dijo López Obrador que este saldo, esta rebaja, incluyó solamente el negocio de refinar petróleo. Shell se reservó la propiedad de una compañía, vecina a la planta industrial, que procesa el petróleo para entrar en un negocio mucho más rentable, la producción de plásticos. Es decir que México entra de lleno en la competencia por un negocio que era prioridad en el siglo XX, pero que en este siglo ha dejado de serlo. Los gringos no dan paso sin huarache.
Para acabarla, el presidente arremete contra sus propios proyectos, anuncia, pomposo, que al inicio de su administración recibió seis refinerías en mal estado y que dejará al país con ocho, una vez que concluya Dos Bocas, uno de sus proyectos estelares. Eso sí, comunica que Dos Bocas, como Deer park, refinarán la misma cantidad de barriles diarios, 340 mil. Hasta aquí parece otro batazo de hit. Pero en realidad la pelota salió de foul
Dos Bocas le costaría al país, a precios y cálculos de hoy, casi 8 mil millones de dólares. Deer Park le costó 600, mas 980 de deuda. A pesar de los pasivos, la refinería asentada en Texas es aún más rentable que la faraónica obra asentada en Tabasco. Es decir que el presidente deja ver su avidez por popularidad, en tanto evidencia su nula planeación financiera. Es cierto que las finanzas son una materia propia de escuelas neoliberales, pero es verdad también que éstas rigen el movimiento del dinero en el mundo y que su ignorancia no exime de su existencia.
Por lo pronto quedan algunas opciones:
a) Deer Park es el nuevo estandarte del régimen. El presidente venderá, con sus cualidades como propagandista, a esta refinería como uno de los ejes de su gobierno…
b) Ahora sus opositores ya no pueden argumentar que no ha hecho nada. Podrán decir que no lo hecho bien, pero al menos una bandera ya les fue arrebatada.
c) El tema se vuelve guerra mediática. Ya en redes se aprecian a los fanáticos del lopezobradorismo, valorar a la medida, como la solución a todos los problemas de movilidad del país. De nuevo el tema pasa a ser un ejercicio de conductibilidad popular
d) Para no perder la costumbre, el análisis queda relegado. Si la oposición, lo que no es muy probable dada su lentitud de comprensión y acción, puede enarbolar en forma de consignas las críticas a esta medida, tal vez pueda neutralizar el impacto del tema, que por ahora parece favorecer al ejecutivo entre las grandes masas
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