
Visión Financiera
Casi al final…
Las “elecciones más grandes de la historia”, al menos en número de posiciones en juego, se acercan a su fin. Estamos a sólo dos semanas de terminar este proceso que para algunos pocos significa un ejercicio democrático, y para muchos otros una tortura psicológica de proporciones épicas.
Se acerca el final de una campaña sui géneris, marcada por muchos elementos inéditos en la historia, que dudosamente convertirán, insisto fuera del número de posiciones en disputa, a estos comicios en los más grandes de la historia.
Este proceso electoral se encuentra marcado con el hierro de la intervención presidencial abierta, descarada, cínica. El presidente maniobra a favor de Morena y sus candidatos, asunto que puede traer efectos bumerang, Cierto que este factor no es nuevo en el sistema político mexicano, como tampoco lo es el discurso esquizoide entre mandatarios demócratas en la palabra, y autócratas en los hechos.
Pero esta elección se caracterizó por un debate en torno a la existencia del árbitro electoral. Los organismos ciudadanos surgieron luego de los estrepitosos fraudes del 88, del que el actual director de la CFE fue artífice consumado y del de 2006, del que el actual presidente fue víctima. López Obrador pasa de víctima a verdugo y pretende desmantelar el INE, sobre todo si el organismo avalara una derrota para su partido, el partido del poder y en el poder.
Así el presidente se cura en salud, si pierde es una maquinación del árbitro vendido, neoliberal y adversario a su proyecto de supuesta transformación. Si gana, de todos modos, se lleva entre las espuelas al organismo, que no le conviene con miras a la sucesión del 24. Este debate en torno al árbitro electoral tiñe a estos comicios.
Este proceso se caracterizó por un abierto divisionismo en dos bandos, los defensores a ultranza de López Obrador y los antagonistas a ultranza del personaje. En este momento ya las tendencias de voto están definidas y solamente la barra de indecisos, como en toda elección, de presentarse a votar, podrían inclinar la balanza en contra del proyecto presidencial. La tendencia confesa no alcanza para derrotar a Morena en la cámara de diputados, pero tampoco le daría la mayoría necesaria al partido del presidente como para efectuar cambios constitucionales de fondo. Hasta ahora parece un triunfo pírrico, con enorme desgaste emocional para el país, sin más resultados que un “seguir como hasta ahora”. A un gigantesco costo social.
Las campañas han oscilado entre la violencia real, recrudecida, brutal, que se manifiesta cuando los brazos armados de algunos proyectos políticos han arremetido contra los antagonistas, sin mucha alharaca, sin resonancia, de una manera sorda, pero constante. Una gota de agua que amenaza convertirse en un torrente, sin freno. Una lacra que evidencia que el grado de polarización ha roto límites y cauces, y que no hay nadie que puede contenerlo, si se llegara a distender. Un verdadero peligro para México.
En el extremo opuesto, la oscilación ha rayado en la banalidad, la miseria propositiva y la estupidez. Candidatos de tik tok que bailan coreografías, algunos con gracia y otros con pena ajena; aspirantes disfrazados de super héroes, de charros, de personajes de caricatura; repetidores de eslogan pegajosos y de jingles hipnóticos; algunos a caballo, otros en motocicleta, los más a pie; unos arropados por reguetón, otros por la banda y algunos por ritmos antillanos. Casi todos mostrando estulticia y superficialidad que cuesta millonadas al país.
Llegan a su fin otras elecciones de dádivas, de programas sociales usados para conseguir votos, de promesas de programas sociales empleados para convencer a las masas más depauperadas. Otra versión de la misma basura proselitista de costumbre, con el agravante del uso electoral de las vacunas, y de la militancia desnuda de “los servidores de la nación” en favor de su jefe político y su partido.
Terminan unas campañas de ataque, sucias, como todas las de su especie, en las que debilidades personales de los candidatos, posibles actos delictivos, acciones inmorales o socialmente reprobables son exhibidas sin misericordia en redes y alcanzan categorías de tendencia. Un show avieso sin ton ni son, y sin más temática que darle todo el poder a López Obrador o quitarle algo de poder a López Obrador. Estas son las únicas opciones del pueblo de México.
Np hay opciones de crecimiento, de recuperación económica, de salud, de educación, de desarrollo social… Solamente dos opciones y ambas centradas en un sólo personaje. Vaya egocentrismo del presidente que consiguió cercar a todo México en solamente estas opciones:
a) Con él
b) Contra él