Visión Financiera
Alcanzó a ser trending topic. A pesar de la evidente carencia de asesores que manejen sus redes, con una redacción confusa y reveladora de su enredado tejido neuronal, presumiblemente alterado en sus cadenas de sinapsis por su conocida afición a visitar a Doña Juanita, a pesar de la forma defectuosa pues, puso el dedo en la llaga.
El expresidente Fox redactó en twitter: «si el atole fueran vacunas, ya estaría todo el país vacunado». La alusión a la estrategia de vacunación errática del gobierno federal, para no perder la costumbre, sustentada en saliva presidencial, es evidente. Y es un molesto llamado de atención a una estrategia que en el discurso de la mañanera presume de una exitosa aplicación, en tanto la necia realidad se empeña en mostrar que los vacunados son pocos aún, en comparación con las cifras oficiales.
La confusa idea de Fox que remite a «dar atole con el dedo», pega en el ánimo morenista, en el que, aunque nada sea ya como antes, las directrices presidenciales apuntan a que «los servidores de la nación», es decir los militantes de su partido, condicionen la estrategia de vacunación al proselitismo electoral.
Es más, millones de las dosis, que a decir del conteo oficial ya están en México, duermen un sueño helado, en espera de las cálidas temperaturas electorales del mes de abril, para salir a la luz. La estrategia, presumiblemente, se ha empantanado, en espera de mejores dividendos electorales, Esa es la enorme gracia de un sistema político mexicano que transforma todo para actuar igual que sus archirrivales del PRIAN. Fox, representante dorado de estos adversarios, lo dice mal, pero lo dice bien: atole con el dedo significa engaño, demagogia, mentira, propaganda política, en suma.
El tema es álgido en este momento. Ya el movimiento de las mujeres consiguió restar popularidad al primer mandatario, eje central, pieza clave, fiel de la balanza, sol universal y piedra angular para que Morena pueda obtener mayoría en el legislativo en estas elecciones intermedias, que de grandes tienen solo el número de votantes. Si el discurso medular del show matutino, la estrategia de vacunación, pierde fuerza, el partido presidencial puede poner en duda su hasta ahora mayoría estadística en las tendencias electorales.
Fox acertó. Su difuso concepto mueve a las emociones más que a la reflexión. ¿Cuántos mexicanos se estarán quejando de tener algún adulto mayor, debidamente registrado en las plataformas digitales, que aún no haya sido vacunado? Pocas cosas hay más peligrosas en tiempos de votaciones que miles de gentes enojadas por promesas incumplidas. A ver si el «timing» oficial de vacunar en tiempos de elecciones alcanza para mantener la tendencia mayoritaria que hasta ahora parece tener Morena.
Las opciones son simples
a) El Gobierno Federal apuesta mal, al suplir las vacunas con la saliva presidencial. El costo de esta decisión se reflejará en las urnas
b) El Gobierno federal calcula bien. Aunque hoy parezca que la estrategia de vacunación es «atole con el dedo», desparramar las vacunas en cuanto comience la temporada de campañas, le garantizará los votos de la mayoría que tan afanosamente desea el presidente