
Visión Financiera
Agresión a la libre expresión
Lo menos que podría calificarse el hecho es de peligroso atentado violento a la libertad de expresión. La tarde del lunes, un grupo de mujeres encapuchadas vandalizó las instalaciones de Quadratín, en Metepec, Estado de México.
Las encapuchadas, a las que un video registró durante el atentado, defendieron su derecho de réplica con tubos, martillos, botellas y otros objetos, con los que profirieron daños materiales al inmueble, y emocionales al personal que laboraba en estas instalaciones de Quadratín, Edomex. La violencia fue tal, que el personal que estaba trabajando tuvo que refugiarse en los altos del edificio, mientras que, según dan cuenta las notas informativas, la policía local, con esa eficiencia que caracteriza a casi todos los cuerpos uniformados del país, llegaba a paso de tortuga para dispersar a las encapuchadas.
Los argumentos de las manifestantes fueron tan irrelevantes como altisonantes. El grafiti que quedó en la fachada puede testimoniar la elevada estatura de la discusión de este grupo de mujeres: “putos amarillistas de mierda”, quedó impreso como testimonio del monólogo celebrado entre tubos, martillos y gritos amenazantes, frente al silencio y el temor de la contraparte.
De acuerdo con el audio de uno de los videos que registraron el suceso, las manifestantes reclamaban la publicación de una fotografía que mostraba cuerpos desnudos de algunas de sus “compañeras de lucha”. El alegato podría dar pie a un debate sobre este tipo de publicaciones, frente a esta estrategia de manifestación y protesta, pero la manera de reclamar el derecho de réplica, excede todo calificativo.
El problema salta a la vista. Si cualquier grupo de ciudadanos inconforme atenta de manera violenta contra la libertad de expresión, por las razones, válidas o no, que se esgriman, se enrarece severamente el clima de ejercicio de esta profesión, de por sí, de las más peligrosas en México. En el caso de las mujeres manifestantes que ya han hecho de los martillazos su esquema de diálogo, es tiempo de que las autoridades comiencen a acotar este tipo de protestas, que, no porque supongan misoginia, deben poner en riesgo ya no el patrimonio, sino la integridad de otros. Es tiempo también de poner en la lupa a los intereses que mueven los hilos de estas protestas en todo el país. Hoy por ti, mañana por mí.
Los argumentos y contrargumentos en el ejercicio del derecho a la información siempre serán un ingrediente del debate democrático. La violencia ejercida como agresión a la libertad de expresión siempre será reprobable. La omisión de las autoridades los será más aún, en la medida en que solamente ellas podrán poner un acotamiento entre el libre derecho a la manifestación de las ideas y el atropello a los derechos de terceros por los excesos de estas manifestantes.
Las opciones de hoy:a) el círculo vicioso: difusión de los excesos de las manifestantes de este tipo de protestas-agresión por la difusión de tales excesos, debe romperse. Solamente acotando los excesos violentos podrá romperse esta desafortunada inercia
b) Los gobiernos, contra la pared para evitar romper el cristal de los escaparates que acarrean estas manifestaciones, deberán dar un paso adelante en la contención de estas protestas que elevan el sonido de los martillos a la categoría de discurso.
c) Ante la amenaza de estas vandalizaciones, las protestas deberían quedar limitadas a ciertos espacios y los grupos de contención, como ya sucede en otras partes del país, deberían acompañar el curso de éstas. Así podría salvaguardarse la integridad de los desafortunados que se topen con este tipo de expresiones.
La tarde del lunes quedaron sueltas y tocó a Quadratín, Edomex quedar vulnerable ante la agresión de este tipo de grupos.