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¡¡¡PLOP!!!
Vacuna patria
Si ya hizo la rifa de un avión que no fue rifa, ni entregó ningún avión como premio, por qué no competirle a Cuba en el desarrollo de su vacuna, «soberana», con una vacuna hipotética, de la que, además, «ya apartamos el nombre», y se llamaría Patria.
Este surrealismo involuntario que ni el mismísimo Juan Orol podría igualar, le dio la nota de color a una conferencia de prensa en Oaxaca, que bien pudo haber sido histórica. En ella el canciller Ebrard demostró que es el único elemento del gabinete que puede considerarse como secretario de Estado, aunque cabría la duda si es por gracia superior o por real capacidad de Marcelo.
Entretanto, la reacción internacional al anuncio del presidente, es de equiparar al discurso patriotero del mandatario mexicano con sistemas de propaganda como el de Cuba o el de Venezuela. “Con todo respeto, porque son iniciativas de Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), centros de investigación públicos, pero también empresas privadas, vamos a sugerir que la vacuna nuestra se llame Patria».
El desarrollo de una posible vacuna mexicana está en manos, efectivamente, del Conacyt, aunque el proyecto cuenta con la participación de empresas mexicanas que pudieran tener capacidad de inversión mixta.
Como es posible advertir, este anuncio sigue la misma lógica PRIANISTA de aquellas fastuosas inauguraciones de obras, en las que los mandatarios colocaban primeras piedras que en muchas ocasiones no llegaban a concluir con últimas piedras. Es decir, propaganda, que en estos momentos podría generar buena imagen al régimen y a su partido, con fines de obtener votos en los próximos comicios. Gatopardismo puro, todo ha cambiado para que el sistema político siga en sus mismos vicios de antaño.
Por supuesto que es plausible que México inicie un proyecto de investigación, que bien desarrollado, podría llevar a una vacuna contra el covid. El problema es que el Conacyt no ha informado ni cómo, ni cuándo se pudiera llegar a tener tan anhelado resultado. Será responsabilidad de la sociedad y de los sistemas informativos dar seguimiento a este anuncio que hiciera María Elena Álvarez Buylla Roces, titular del organismo, a mediados de diciembre pasado.
Lo destacable es el uso del momento, una conferencia en la que Ebrard informa, por instrucción presidencial, a la nación, de cuántas vacunas llegarán a México y por qué conductos, ahora si con datos precisos, y cómo el presidente aprovecha, hábilmente para su causa desde luego, para pedirle al mundo que respete el nombre de una vacuna, que por lo pronto no deja de ser un deseable proyecto.
Ante este panorama quedan pocas opciones:
a) La maestría oratoria, el cálculo del «timing», la destreza propagandística de López Obrador da nuevamente resultado: el pueblo se convence por boca de su líder de que México también entrará en la ruta de la producción de vacunas. Total, entre millones que llegarán, algunas podrían ser marca «patria».
b) El tema se engarza perfectamente con la oratoria oficial de la vacuna como estrategia, ante la fallida estrategia de contención de la pandemia. La propaganda da resultados
c) La oposición reaccionará, inútilmente ante el tema. Como siempre, sus críticas solamente fortalecerán al discurso oficial
d) En el extranjero, la imagen de México seguirá entre la frontera del surrealismo involuntario y el ridículo. Ojalá que el proyecto en verdad de resultados y que el país pueda desarrollar una vacuna, aunque el nombre sea lo de menos…