
Visión Financiera
Famosos candidatos
La carencia de talento político, de formación y de perfiles suficientes para colmar la lista de aspirantes a cargos de elección popular, facilita que los partidos políticos acudan a suplir la capacidad con la fama.
No es un fenómeno nuevo y ya en el pasado hemos tenido que sufrir las exuberantes perlas lingüísticas de Irma Serrano, el sueño perenne de Carmen Salinas en la ´cámara, la incompetencia proverbial de Sergio Meyer, la deshonestidad de Ana Gabriela Guevara, o hasta la vergonzosa gestión del Cuau, devenido de delantero estrella del Tri y de las Águilas, en el peor gobernador en casi todas las mediciones de desempeño de los ejecutivos estatales en funciones.
La fama no garantiza desempeños productivos, pero facilita votos. Todos los institutos políticos velan armas en este proceso y en la lista de personajes aspirantes a cargos de elección popular aparecen desde cantantes hasta luchadores, pasando por reinas de belleza.
En la lista hay personajes que alcanzan grados de película surrealista involuntaria, de esas que filmaba Juan Orol, a decir de García Riera: los enmascarados Tinieblas, Carístico y Blue Demon Jr. Podrían dar nota internacional si despacharan encapuchados, aunque el partido que los postularía, el partido Redes Sociales Progresistas, a sendas alcaldías en la CDMX, tiene pocas oportunidades reales de vencer. Sin contar la dificultad logística de saber si su nombre real aparecería en la boleta, o solamente el nombre del personaje. Y entonces, imagine usted que lo extravagante sucediera. ¡Vaya lío administrativo!: ¿El Alcalde firmaría como Blue Demon Jr.? ¿Alguien podría pensar en invertir en una alcaldía capitalina cuyo titular se llamara Tinieblas?
En la contienda para diputados federales, la posible candidatura de Gabriela Goldsmith, por Morena, parece más sólida en la capital. En Jalisco amenazan con postularse por el PES, para legisladores federales, Vicente Fernández, hijo, y Adolfo Bautista, el famoso “Bofo”. Habrá que ver si los lienzos o las canchas son del mismo tamaño de las necesidades populares. El estelar pivote de los Astros de baloncesto, Gustavo Ayón, será candidato por la alianza PRI, PAN, PRD, pero en su natal estado de Nayarit, en pos de una diputación federal.
Y ya en el paroxismo de lo inverosímil, la posible postulación de Paquita la del Barrio, por Movimiento Ciudadano en alianza con el Partido Verde, también para diputada federal, por Veracruz, alcanza los límites de quienes enumeramos al principio de nuestra redacción.
Lo más grave de estos perfiles es que el electorado toma casi siempre el rábano por las hojas, es decir que aprecia a las personas por su popularidad, o su desempeño en cierta actividad, sin tomar en consideración la expresión cabal de su calidad humana, y menos aún, la trascendencia del puesto al cual están aspirando. En estas condiciones es casi normal que los famosos ganen en las urnas, y es casi un axioma, que su desempeño, legislativo o administrativo, sea un desastre. Pero así es la banalidad de los partidos en su afán de asegurar cuotas, números, curules en su favor y en detrimento, numérico, del contrario. Las elecciones en esta ocasión, sobre todo en el legislativo tienen una sola meta: asegurar la mayoría en la cámara. Unos para sostener el proyecto de López Obrador, otros, para minarlo.
En esa lógica es hasta natural que los partidos se fijen nada más en la imagen pública y dejen de lado la posible aportación de cada uno de estos personajes, que en su terreno han dejado una estela de éxito.
Las opciones de hoy:
a) La fama se impone, los partidos encuentran candidatos que pueden ganar, su visión a corto plazo se verá reflejada en el desempeño posterior.
b) Los partidos, pagan el precio de postular famosos sin sentido. El electorado, con cierta memoria, les castiga
c) Los partidos pequeños aprovechan la fama de sus postulados para alcanzar lo que más importa a sus dirigentes, supervivencia y dinero. El negocio de crear un instituto político es respaldado de manera involuntaria por el electorado.