Visión Financiera/Georgina Howard
Las barbas a remojar
El dicho campirano lo expresa claramente: «cuando veas las barbas de tu vecino cortar»…
El refrán viene al caso en virtud del caos y la división que vive morena, en el proceso de designación de su candidato para gobernador en el vecino estado de Nayarit.
Hasta hace unos meses las encuestas daban como seguro ganador en este estado al partido del presidente López Obrador. Y con una amplia ventaja, al senador Miguel Ángel Navarro Quintero. Todo indicaba una designación sencilla y un proceso terso. Hoy es todo lo contrario.
El super delegado en Nayarit Manuel Peraza Segovia, renunció al cargo y se postuló como pre candidato a la gubernatura. Con algunas propuestas para incentivar la inversión, pero sobre todo con duros ataques a Navarro Quintero, acusándolo de estar vinculado al ex gobernador, Roberto Sandoval Castañeda,hoy prófugo de la justicia y cómplce del ex fiscal, Edgar Veitya, quien purga una condena de 20 años por narcotráfico,en Estados Unidos.
Esta disputa ha gestado una fiera lucha por el poder, que parece ser el sino de morena en estos comicios. El partido del presidente se fragmenta en muchos escenarios, debido a la acre disputa por el poder.
Y ya escala a nivel nacional. Los grupos afines a Peraza acusan públicamente, en conferencias de prensa, marchas y publicaciones en redes, al senador Ricardo Monreal y al diputado Mario Delgado de maniobrar al más puro estilo priista, en favor de la candidatura del senador Navarro.
En este embrollo, el partido verde ecologista de México ha invitado al líder en las encuestas para representarlo, y en igual sentido ha obrado el PT. Pero Navarro tiene muy claro que sin el concurso de morena las elecciones se apretarían seriamente.
El proceso de selección de morena será por medio de una encuesta, como si la experiencia vivida por este partido,en la contienda entre Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo no hubiese sido aleccionadora.
Así las cosas, morena pide a gritos la intervención del presidente en este, y muy probablemente en muchos otros procesos que vive su partido. «La.linea de que ya no hay línea» parece una ingenuidad, y ante la lucha intestina de poder, solo el fiel de la balanza del jefe político morenista habrá de disciplinar a sus huestes.
Claro está que Jalisco no es Nayarit, pero más vale poner las barbas a remojar…