¡¡¡Plop!!!
Todos unidos contra Morena
La oposición juega un juego perverso: con la certeza de los números que arrojan casi todas las encuestas, los partidos políticos saben que solos no podrán ganar a Morena en las próximas elecciones federales. Es por ello que, dejando atrás ideas románticas y casi obsoletas, como las declaraciones de principios, las ideologías y hasta los estatutos de cada instituto político, los tradicionales archirrivales, los enemigos acérrimos, el agua y el aceite su unen en un esfuerzo pragmático por evitar que López Obrador se quede con la mayoría en el Congreso de la Unión.
El juego es perverso porque solamente se juega en una cancha, las elecciones legislativas. En muchos comicios para Gobernadores y en una cantidad considerable de disputas a presidencias municipales, PRI, PAN y PRD actuarán como solistas. Sólo tocarán en trio con la intención de meter zancadilla al proyecto de gobierno, cada vez más concentrado habrá que señalarlo, del presidente López Obrador.
Solamente cuatro entidades escapan al acuerdo nacional entre las dirigencias siempre divergentes y que ahora su unifican en contra del partido de AMLO. Jalisco, Tamaulipas, Querétaro y Morelos están fuera del acuerdo. En el resto del país, se presentarán 158 candidaturas de frente unido tricolor, blanquiazul y amarillo. Un verdadero galimatías para las dirigencias partidistas que, además de las cuotas de género deberán presentar candidatos unidos en estos frentes. Por ahora, a reserva de lo que suceda en estos imprevisibles territorios de la búsqueda descarnada del poder, el PAN tendría 61 abanderados de su partido, el PRI, 53 y el PRD 44.
Para los retro, enamorados de las ideologías y de las plataformas partidistas, esta idea es herética. Para los pragmáticos, es la única manera de frenar el proyecto de Andrés Manuel López Obrador que se esboza cada vez con mayor concentración de poder real en una sola persona. Al margen de la gobernabilidad de las cámaras, este acuerdo apenas y logra balancear los pronósticos electorales.
Pero nadie puede engañarse con unas encuestas que hoy solamente prefiguran tendencias en pro de partidos. La selección de candidatos va ser el acto más importante de estas campañas. Si Morena, que experimenta una feroz contienda interna, presenta candidatos divididos, el fuego amigo y los abanderados ajenos a la militancia, podrían cambiar las tendencias. Más aún si el proceso, como todo parece apuntar, depende otra vez del dedo omnímodo de su líder histórico, para poder garantizar equilibrios.Para la oposición el escenario no es mejor. En esta estrategia de aparente unidad, el tejido fino podría romperse y la fragmentación podría ser un ingrediente más común de lo deseado. Y aquí habría que observarse si el interés anti AMLO prevalece por encima de la voluntad de poder de los actores políticos de los tres partidos que están hasta ahora aparentemente unidos.
Para los partidos satélite, la opción es unirse a uno u otro bando en aras de lo mismo de siempre, conservar sus registros, sus prerrogativas y colocar, en sus negociaciones, a sus dirigentes en plurinominales. Vender, en suma, su capital político al mejor postor.
Por ahora, las elecciones parece que serán un remedo de lo que ocurre en las redes sociales: los amlovers disputando con los amhaters. No parece que el tono de las campañas vaya a subir más allá de esto.
Ante este panorama las opciones:
a) La selección de candidatos será el factor clave en cada proceso comicial. Si las dirigencias, del partido oficial o de la oposición, se equivocan en la designación de sus representantes, dejarán el terreno libre a la otra fracción
b) La imagen presidencial y su cada vez mayor popularidad incidirá de manera determinante en los resultados electorales, a pesar de las alianzas de la oposición, el triunfo electoral lo define López Obrador
c) Las coyunturas, favorables o desfavorables inclinarán la balanza electoral. Algún hecho pro AMLO o anti AMLO podría decidir el futuro del país
d) Los errores del presidente, en los hechos y no en el discurso, pasarán factura a su partido en este proceso. Como ya vivimos en Coahuila e Hidalgo, la oposición puede ganar.