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Visión Financiera
Popularidad explicable
Para muchos analistas, y para algunos periodistas, la popularidad del presidente López Obrador es un misterio.
Muchos se preguntan como puede tener casi un 64% de aprobación, cuando la economía experimenta un deterioro histórico, la seguridad alcanza indices más dramáticos que los que tuvo en los sexenios de Calderón y de Peña, la educación retrocede y los servicios de salud colapsan. Es decir que casi todo funciona mal y va en reversa, menos la aceptación popular hacia el presidente.
La clave del misterio es la credibilidad de López Obrador. Él presenta en su discurso la versión que quiere dar del país, y lo hace tan bien que la gente llana cree a pie juntillas lo que le dice cada mañana.
La credibilidad nace del diagnóstico exacto que hace el presidente de la realidad nacional. Que ha hecho, más bien, desde hace 18 años. Señala con exactitud el orígen de los problemas de México, sabe poner el dedo en la llaga en las heridas supurantes de la corrupción y los malos manejos, sabe repartir culpas y desnudar simulaciones. Es un maestro comunicando, diagnosticando. Con un lenguaje simple convierte en consignas semanas de teoría política, ataca con gracia, divide al país con alta conexión popular.
Y ha creado un sistema altamente eficaz, su estilo es decir mucho y hacer poco. Ha sustituido el hecho por el dicho, la acción por la palabra, gobierna con el discurso, muy lejos de los resultados. Y le funciona. Ya más de la mitad de los mexicanos le aprueban, le otorgan confianza y le dan su credibilidad. Poco importa lo que haga, o que consiga muy poco con sus acciones de gobierno. Basta escucharlo para justificarlo.
A esto se suman tres factores a su favor: una oposición tan medrosa, temerosa de ser exhibida por la enorme cola que les pueden pisar, un frente opositor inoperante, nihilista y carente de propuesta, que solo demanda su muy improbable salida y que he perdido todo gas cuando la popularidad de su enemigo aumenta, y, finalmente, un bloque aliancista de gobernadores que hicieron mucho ruido y crearon pocas nueces, cuando el ejecutivo federal tocó el tema real del poder que pasa por los dineros y las fuerzas armadas.
En suma, el presidente se afianza, aunque sus resultados sean muy escasos, y esto nos reduce las opciones:
a) El presidente sigue por la ruta que lleva, la seguirá funcionando, dirá mucho y hará poco con la justificación mayoritaria.
b) Los hechos impondrán su lógica contundente, la realidad caerá sobre la sociedad como un agorero de frustración, y la popularidad del presidente se verá afectada…