Visión Financiera
Polarización peligrosa
Tiene toda la razón el canónigo Hugo Valdemar, cuando afirma que nunca antes había habido una polarización tan vehemente en la sociedad mexicana. Y más aún, cuando refiere que esta es peligrosa.
Los amlovers con pretensiones de analistas sociológicos, argumentan que la polarización en México existía antes del régimen que encabeza su líder moral, intelectual y político, y que ésta era producida por el sistema neoliberal. Tan irracional sería negar la brecha estructural enorme que el neoliberalismo abrió entre las minorías más pudientes y los menesterosos mayoritarios, como la zanja profunda que vive México en estos momentos. La diferencia es que la división de clases es un fenómeno socioeconómico, producto de la estructura productiva del país, mientras que la división del México de estos instantes es generada por el encono emocional que el presidente ha puesto en la sociedad, en torno al imperativo de apoyarlo o rechazarlo. La división de clases es estructural, la polarización emocional es superestructural.
López Obrador ha impregnado un requerimiento de alabanza a la sociedad. Ha eludido la autocrítica y ha despreciado la crítica, reduciéndola a resentimientos de sus adversarios, desplazados del poder. El argumento se cae por sí sólo. La mitad de México no estaba en el poder, por lo tanto, no es una masa resentida, ni era conservadora, ni parte de la mafia del poder. Para el Mandatario todos están equivocados menos él.
En esta lógica, el titular del ejecutivo, en su omnipresente mañanera encasilló a los sacerdotes que videograbaron la marcha de Frena, que dicho sea de paso documentó a miles de mexicanos arribando al zócalo, a contrapelo de la propaganda oficial que ha tratado a toda costa de minimizar la cantidad de desenfrenados. López Obrador afirmó, a su manera muy personal, sin más bases que su precepción, que habían «dos o tres sacerdotes simpatizantes de Frena, de aquí de la catedral».
El aserto es riesgoso, a juicio del Padre Valdemar, porque desencadena una animadversión contra los sacerdotes que, a decir del miembro del cabildo de la Catedral Metropolitana, «es algo muy peligroso para la integridad de los sacerdotes», aspecto que, en el escenario de fanatismo desbordado que vivimos podría tener visos de realidad.
El caso es que Andrés Manuel quedó en entredicho: si demuestra con datos fidedignos que en efecto hay sacerdotes de la Catedral que son simpatizantes de Frena, tendría que evidenciar las fuentes de donde obtuvo la información, lo que equivale a decir que el CISEN todavía opera, aunque con otro nombre. Si, en cambio, no fundamenta su aseveración, quedaría como una ocurrencia mañanera más, en la que, descalifica a ciudadanos y, podría darle la razón al Padre Valdemar: podría poner en riesgo la integridad de algunos sacerdotes…
Ante este panorama, las opciones de hoy:
a) Andrés Manuel demuestra que hay complicidad entre algunos sacerdotes de Frena. Desenmascara y hace perder credibilidad a la Iglesia.
b) Andrés Manuel no demuestra complicidad entre algunos sacerdotes y Frena. Tendría que aceptar que su juicio compromete la aparente neutralidad de la Iglesia.
c) Andrés Manuel ya no toca el tema, le da carpetazo y busca ahora otro foco de atención del país, tan llamativo como lo fue, en su momento, la extravagante rifa del avión
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