Libros de ayer y hoy
Helguera: la clave
Para muchas personas es un misterio irreductible comprender que un régimen de gobierno sea desaprobado en casi todos los rubros de sus acciones, como manejo de la pandemia, recuperación de la economía, generación de empleo, gestión de la salud y de la educación, sobre todo inseguridad pública y violencia social…Y, sin embargo, tener una figura tan popular al frente, como el presidente López Obrador.
El recién fallecido cartonista de la Jornada, Helguera, le da la clave a propios y extraños. En un video, ya viral, que circula en redes, Helguera describe la razón de que él, y el periódico en el que publicaba sus cartones, dicho sea de paso, se convirtieron en voceros del régimen:
Helguera declaraba que no tenía reparo alguno en decir, ovación de por medio, que era simpatizante absoluto de López Obrador, y que por esa razón no criticaba a un gobierno con el que estaba de acuerdo. Pero llegó al punto medular: «no me voy a poner a atacar a lo pendejo, a un gobierno que esperé toda mi vida»…
Muchos intelectuales, en su tiempo, buscaban las razones profundas para que, en Alemania, toda una nación le entregara su voluntad a una persona. Reich y Fromm, muy cercanos a Freud y limítrofes también del marxismo, llegaron conclusiones semejantes: el pueblo alemán tenía miedo de su libertad. Fueron de hecho rehenes voluntarios de su líder. Le entregaron el alma, sus necesidades y expectativas-
Helguera, como miles de mexicanos mayores de 50, clasemedieros por cierto, soñadores de izquierda, agraviados por la cascada de errores, corrupción y entrega al narco de los gobiernos priistas, desde Salinas a Peña. que en la práctica fueron uno mismo, y panistas de Fox y Calderón, depositaron sus esperanzas, sus expectativas, sus necesidades, anhelos, y aún su libertad de pensamiento en su líder. Esperaron toda la vida para escuchar a Andrés decir lo dice, Perdieron la objetividad en medio de esta esperanza existencial, para observar lo que Andrés hace, o más bien, lo que omite hacer y sustituye con palabras.
En este orden de ideas, criticar al líder es hacerse una suerte de hara kiri vital. Es más sencillo descalificar, como lo hace el propio líder, a los críticos, con cualquier epíteto: adversarios, chayoteros, neoliberales o ahora hasta clasemedieros, que atentar contra de sí mismos, es decir, aceptar los errores de Andrés significa aceptar que ellos se equivocaron, que el país que desean, que esperaron toda una larga vida, no es el de su esperanza. Helguera lo resume inmejorablemente, y nos da la pista, hoy que se inmola tras su fallecimiento: Andrés es la encarnación de lo que esperaron toda la vida.
Imposible ir en contra de sí mismos.
Hoy no hay opciones.