A decir verdad
¿Qué pasa si al entrar una bacteria al organismo, los glóbulos blancos no la combaten? Se le deja actuar a ver qué hace, tal vez no pase nada. Crece, se reproduce y cuando se quiera poner remedio, la situación ya es muy complicada y, el cuerpo puede morir o muere.
Trasladando la analogía del cuerpo humano al cuerpo social, nuestro país está seriamente infectado, está enfermo, moribundo. Se ha decidido no hacer nada para combatir la delincuencia. -¡Abrazos no balazos!- (Ya parece slogan publicitario). Pero, como toda infección, si no se le combate a tiempo y con medicamentos contundentes y eficaces, crece hasta matar al cuerpo.
Así, vemos con mucha tristeza, coraje y preocupación cómo se ha dejado crecer la infección letal del crimen organizado, al grado de que todo el país, prácticamente, ya está muy enquistado. Y los doctores, siguiendo el símil, llámese Ejército, Guardia Nacional o Policía estatal o local, están siendo humillados y derrotados. Los glóbulos blancos de nuestro cuerpo social están desfalleciendo. Este cuerpo, llamado México está moribundo.
Basta ver lo sucedido en Culiacán. Vimos muchos, a través de redes sociales, cómo el crimen respondía a la detención de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo. Era una zona de guerra. Parecía Libia o Irak. Solo faltaron bombazos y misiles. Afortunadamente no los hubo.
Pero camionetas y carros circulaban con delincuentes fuertemente armados. Se oían ráfagas. La gente corría desesperada. Se tiraban pecho tierra. Mamás y papás cargando niños, se arrojaban al suelo, ante el temor y la desesperación de ser alcanzados por las balas.
Y esto que se vivió en Culiacán, de seguro, si no se aplica una medicina fuerte y contundente, lo vamos a ver pronto en otras ciudades. ¿Cuál zona de guerra sigue, Guadalajara, Villa Hermosa, Querétaro, México?
En algunos pueblos o ciudades más pequeñas ya era normal, como Apatzingan y otros pueblos de Guerrero y Michoacán ver comandos armados. Ahora, ¿deambularán libres en ciudades más pobladas? Tal parece ser.
Por lo tanto, es necesario que se aplique la medicina. Hay que sacar al país de terapia intensiva. Sanarlo, aunque el tratamiento sea doloroso. Se debe perseguir al crimen con todo el peso y fuerza de la ley. No es ya posible, que se le combata con improvisaciones, retórica o con chascarrillos. El problema es grave y México está moribundo.