¡¡¡Plop!!!
Le roban el alma a los pueblos
Por: Teresa Gil
La presencia de una mujer indígena como Yalitza Aparicio en la importante ceremonia de la entrega de los Oscar para la que está nominada como mejor actriz por la película Roma, da un nuevo cauce a la lucha indígena en México. Quizá fue por ello que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se apresuró -unos días antes de la entrega de las estatuillas-, a hacer una recomendación en contra de las empresas -algunas extranjeras-, que se aprovechan de las creaciones de los pueblos originarios para medrar a su favor como si fueran propias. Es una denuncia antigua que nunca interesó a los gobiernos y tampoco le dio estímulo a la propia CNDH. Hace alrededor de cuatro años, se denunció a la empresa francesa Antiqué Vatic y a su diseñadora Isabel Marant, no solo de la utilización de diseños elaborados por el pueblo indígena de Santa María Tlahuiltoltepec de la Sierra Mixe de Oaxaca sino además, de su intención de registrar las obras como propias y pretender demandar a los mismos artesanos creadores de, ¡ plagio!.
La CNDH lo supo desde entonces porque fue una denuncia pública emergida de la propia cámara de diputados. Mi columna Libros de ayer y hoy publicó una crónica con el nombre Robar el alma a un pueblo que se publicó en varias redes. De la empresa y su empleada no hemos sabido nada y se ignora si el gobierno mexicano de entonces, tan omiso, abrió proceso en su contra.
MANGO, ZARA Y NESTLÉ EN HURTO PATRIMONIAL Y SAQUEO A CREADORES
La recomendación enviada por la CNDH, en contra de las empresas que utilizan las creaciones de los pueblos y las aplican como si fueran propias, trata de subsanar lo que desde hace tiempo se ha venido denunciando y había poco interés por resolverlo. Ese mismo desinterés se ve en los registros, casi siempre largos y burocráticos que personas de procedencia sencilla no pueden hacer. Son pocas las marcas que están registradas. Los textiles con sus diseños, pinturas, dibujos, utensilios, son una cosa, pero ¿qué pasa con las recetas, fiambres, moles y en general la culinaria famosa de varios estados que son explotados por restaurantes, chefs -.que los llevan al extranjero-, sin darles crédito y mucho menos retribución? La española Zara es la que tiene más denuncias en varias entidades. Respecto a la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma que también es señalada, se le menciona por el uso en logotipo, de la ceremonia de los Voladores de Papantla sin consentimiento previo. El robo a los pueblos originarios también es hormiga, son muchos los comerciantes y vendedores que recorren pueblos indígenas para obtener piezas, de todo tipo y venderlas como artesanía que no tiene marca. Esto llega incluso al extranjero. Me han contado que en París han visto tiendas con artesanía oaxaqueña que no tiene registro ni procedencia. Es el del indígena un patrimonio sometido al anonimato y al plagio.
ROBAR EL ALMA, UN LIBRO LO CONSIGNA, LA DENUNCIA CRECE
Durante mucho tiempo hice reportajes en la sierra de Oaxaca y pude comprobar la textura extraordinaria de sus bordados y telares, los que comúnmente se exhiben en la capital oaxaqueña, otros pueblos aledaños y centros artesanales del país. Me llamaba la atención, no obstante, la enseñanza que impartieron diseñadores extranjeros a partir de artistas de fama mundial como Miró. Consideré importante dicha enseñanza porque hay que extender los conocimientos, pero era tal la profusión de los diseños oaxaqueños que resultaban un poco fuera de lugar los otros. Tengo un tapete de pared, con una obra de Miró, por ejemplo, al que le falta una parte del original. Los oaxaqueños con arte e ideas propias, tenían sus propias creaciones. En esos recorridos me constaba también el abuso en la apropiación de diseños de parte de extraños, los regateos sobre bordados que se realizaban en semanas y en meses, y eran pagados con una miseria. En pocas palabras: ROBAR EL ALMA, Crónica de muchos instantes (2018) es la reunión que hice de 91 de mis crónicas y que tienen como punto de partida la crónica que da nombre al libro. El diseño original de su portada es del estudiante de La Esmeralda Camilo Moncada Lozano (Kamiro el Cuervo), la presentación es del periodista Federico Campbell Peña, el prólogo del también periodista Luis Alberto García y el diseño final de Aglae Teresa Abreu.