
La guerra de aranceles entre Estados Unidos y China
Borlaug y los actuales campos devastados
Con la mirada que se vuelve a centrar en el campo después tantos años de abandono, trae a colación lo que se llamó la Revolución Verde que tuvo como centro al Nobel Norman Borlaug. La visión que dan algunas estructuras como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), académicos y analistas expertos en el campo, advierten de la situación que vive Latinoamérica en este momento y la hazaña que tendrá que hacerse para despertar a ese gran gigante que son las tierras campesinas. Algo se ha logrado en los últimos años. Por lo pronto, pese a que sigue la exaltación muy capitalista de la figura de Borlaug, que sin duda tuvo aciertos importantes en el sector, los expertos no olvidan que dicha revolución todavía muy acendrada en una división de clases, dio impacto a algunos sectores privilegiados en la agricultura y exaltó la dependencia tecnológica con países poderosos entre ellos Estados Unidos, la apertura comercial y la globalización de lo mercados.
EL CAMPO SE MUEVE PERO PRECARIO EN AMÉRICA LATINA, CON 52 MILLONES
Para la OIT, el campo es un gran espacio que puede resucitar en América Latina, pero todavía en este momento los jóvenes han huido de él y se mueve en buena parte con adultos y adultos mayores, y el empleo vulnerable y cada vez con menos salarios fijos. Lo sucedido en México es un reflejo de lo que pasa en muchos países, en donde el campo dejó de ser prioritario por largas temporadas y buena parte del campesinado se instaló en las ciudades. Los cambios que está proponiendo el nuevo gobierno toman aliento en otros países y ya se busca el desarrollo interior con una visión propia, como la que se está aplicando en el maíz y otras siembras y el apoyo directo a campesinos.
LA EXALTACIÓN DE MOVIMIENTOS COMO LA REVOLUCIÓN VERDE Y SUS EFECTOS
Se supone que la llamada Revolución verde tendría inicios en los años cuarenta aunque se exaltó a partir de los cincuenta, y en un país como México que había hecho una revolución con algunos principios que demandaban la tierra, no se notaba por ejemplo en esos años cincuenta. Las tierras seguían siendo controladas por grupos de agricultores medios o muy solventes y el gran campesinado seguía viviendo en la miseria. Poco ha cambiado. Las tesis de Borlaug hicieron reverdecer algunos cultivos y modificaron en algo el campo, pero solo ratificaron la presencia de los grandes países con su tecnología y la aportación a sus cultivos para utilizar las tierras de otras maneras. Para sectores y cultivos exclusivos. La lucha que se ha dado aquí contra algunas transnacionales como Monsanto es un ejemplo. Hay algunos grupos de agricultores y estudiosos que exaltan al estadounidense Borlaug, y que expresan maravillas de ese personaje, que quizá las proyectó en algunos conceptos que favorecieron a los grandes países, pero las preguntas que se deben de hacer respecto a nosotros es ¿Que pasó con nuestro campo, como reaccionó con esas teorías? ¿por qué tenemos que exportar buena parte del maíz que necesitamos, de un cereal que es nativo nuestro? ¿por qué no hay frijol suficiente? Las respuestas son tristes. Recordemos mejor a Cuco Sánchez, que reproduce la tristeza, quizá en la voz de un campesino ante su situación:
Háblenme montes y valles.
Grítenme piedras del campo
¿Cuando habían visto en la vida
querer como esto queriendo,
llorar como estoy llorando,
morir como estoy muriendo?