¡¡¡PLOP!!!
EL DEBATE DEL ACOSO Y LO QUE EL VIENTO A JUÁREZ
Un candidato que tenga una posición fincada ante la población no puede ver derruida su imagen solo por una carga de palabrería.
Lo intentan desde el poder, pero sería despreciar el criterio de amplios sectores de la población el creer que un puntero por ejemplo, sea sorprendido por ataques, falacias o distracciones, cuando tiene un cúmulo de luchas y de aportes añejados por el trabajo.
Una reunión de candidatos a la presidencia de la República, sea cual sea la trampa, no puede destruir una imagen.
Habrá discursantes posdebates, enviados del sistema, defensores, añadidos, pero la presencia de un personaje sólido queda ahí, impávido ante la opinión de muchos. El llamado debate le puede hacer lo que el viento a Juárez.
El debate que estilan en la política mexicana rompe todas las reglas de la definición. Si debatir es discutir sobre algo, es lo que menos se hace en esos espectáculos detractores que organiza el órgano electoral.
Rebatir sería el mejor verbo para usar, rebate según lo consigna el diccionario de la academia, un accionar que lleva violencia aunque sea verbal, que implica pendencia y rechazo como lo vimos en la actitud de los debatientes de la CDMX, contra Claudia Sheinbaum; y como se avizoraba desde días antes contra AMLO, en el debate de los presidenciables.
En el primer caso, medios consignaron 57 ataques contra la científica y solo 96 propuestas. Estos encuentros han desbordado las anécdotas para generar carcajadas como cuando Francisco Labastida Ochoa confiesa en el diario Reforma que la regó repitiendo lo que el vociferante Fox le decía allá por el 2000, que era “chaparro, mariquita; me ha dicho la vestida, me ha dicho mandilón”.
Y también en la misma edición se describen las exhibiciones que hace Diego Fernández de Cevallos del uso descarado del presupuesto de parte de Carlos Salinas de Gortari, cuando -en el primer debate, en1994-, al darse cuenta que podía perder su partido reforzó, desde Los Pinos, los asesores del PRI y se puso a “a arreglar con los medios de comunicación”, en franco despliegue de embute y de chayote. La prensa vendida, pues.
LILLIAN HELLMAN Y EL ACOSO A LAS IDEAS, “NO SACRIFICARÉ MI CONCIENCIA”
El acoso se da a todos los niveles. La dramaturga, escritora y guionista Lilllian Hellman, ha sido una de las mujeres más perseguidas y acosadas de Estados Unidos.
En la lista del macartismo de 1950 a 1954 junto con su esposo el gran escritor Dashiel Hammet, la autora de Mujer inacabada ( Editorial Jc Clementine 2005) y Petimento que inspiró la famosa película antifascista Julia -de Zinnemann-, rompió todas las reglas del conservadurismo estadounidense para buscar un país más democrático y abierto.
En su lucha, ella, de origen judío, apoyó el movimiento judío golpeado por el nazismo, participó con los republicanos en la guerra civil española y fue una defensora contra el racismo en Estados Unidos.
En paradojas de esa persecución de que fue víctima, la asistencia a la entrega del Óscar 1976 se puso en pie en pleno para rendirle uno de los más grandes homenajes de que se tenga noticia.
Murió en 1984, a los 79 años, tras una lucha permanente contra los obstáculos que impiden el cambio en una sociedad, como lo estamos viendo ahora en México. Perseguida por escritores y productores obsesionados, Hellman dio una de las batallas más acendradas por la efectividad de los géneros en el teatro de Broadway.
Su defensa contra el oscurantismo que discriminaba a los homosexuales se expresó en su obra La hora de los niños, que fue llevada al cine con el nombre de Calumnia, -La mentira infame en México-, con las actrices Audrey Hepburn y Shirley Maclaine, acerca de la mentira levantada por una niña contra dos mujeres que vivían solas.
El filme, que conmocionó los conservadurismos de muchos países y rompió barreras contra el amor entre personas del mismo sexo -que aquí a estas alturas todavía escandalizan a mucha gente, al clero y al candidato del PRI, entre ellos- fue un hito a favor del movimiento gay.
Tiempo de canallas es otra de sus obras, además de las que dieron argumento para la Loba y Watch on the rhine, ambas protagonizadas por Bette Davis.
Vale recordar a Lillian, cuando los acosos y la persecución por la búsqueda de un cambio son pan del día en nuestro país y el continente.