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Visión Financiera
Se cree que el país vivió tiempos de gloria cuando defendió a Cuba por su exclusión de la OEA a iniciativa de EU. Es una idea fija en muchos políticos, más en quienes tienen origen priísta y ahora militan en la izquierda. Son pasajes que alivian culpa por una adhesión política ahora indeseable por vergüenza en algunos casos y por oportunismo en muchos más. Lo cierto es que el presidente López Obrador considera que estar del lado de Cuba en estos momentos es honroso y dignifica a la política exterior, más si se trata de contrariar al país vecino al norte. El argumento es un supuesto humanismo incluyente, justo lo que no se practica en casa.
La realidad de aquel entonces es radicalmente diferente a la de hoy día. Cuba no ha cambiado, pero México sí. También el mundo y las relaciones internacionales. La cuestión es que López Obrador tiene ideas fijas. Con más soberbia que inteligencia resolvió no ir a la Cumbre de las Américas si Estados Unidos no invita a Cuba, Venezuela y Nicaragua, países enemigos de las libertades y de la democracia, no sólo para Estados Unidos, también para buena parte del mundo democrático.
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