Libros de ayer y hoy
¿Le pasa seguido, estimado lector, que si toma alcohol, no puede parar? ¿Quiere, seguir tomando hasta erradicar la última gota de la cuarta o quinta botella?
O, ¿le sucede que ante una de sus comidas favoritas, al terminar desea seguir comiendo? -Sírveme un poco más- y, luego, otro más, y más.
También, muchos de los que son casados o los que están en vías de, o que tienen relaciones sexuales pre o extramatrimonial, se vuelven adictos al sexo.
Lo mismo pasa con otro placer, el descanso. Hay quienes se lo toman demasiado en serio. El trabajar es algo que verdaderamente los incomoda. Quieren seguir durmiendo hasta tarde. Cualquier situación que los ponga en movimiento les molesta.
Y así, podemos seguir enumerando muchas situaciones en las que la búsqueda de la comodidad y del placer nos puede perjudicar la vida. No es que el placer esté mal. Claro que no. Es parte de la felicidad. –de esta manera debe ser regulado para que nos ayude a ser felices y no se vuelva un problema
La virtud que regula el placer es la templanza. Misma que se puede definir como el hábito de controlar los placeres.
Es una virtud muy necesaria, ya que da equilibrio en la vida. Por ejemplo, si tenemos la virtud de la templanza y moderamos nuestra forma de comer, difícilmente seremos obesos. Este buen hábito, nos hará comer lo necesario para mantener nuestra vida y estar sanos. También, nos ayudará a disfrutar más los alimentos comiéndolos despacio y, valorando más, la comida sana que la chatarra.
En el aspecto de las bebidas embriagantes, la virtud de la templanza nos hace tomarlas en su justa medida. El vino no es malo. Lo malo, es su exceso. Pero, no es fácil detenerse si se tiene el mal hábito de ingerir mucho vino o cualquier bebida alcohólica. Necesitamos, entonces, la virtud de la templanza para no terminar en un problema derivados del abuso del alcohol. Llámese accidente, problema con la justicia, problema con amigos o pareja o incluso problemas que involucren la muerte.
En el ámbito de las relaciones sexuales la virtud de la templanza nos dirige a tener sexo de la manera más segura y en el momento más adecuado. ¿Cuándo es eso? Definitivamente en el matrimonio. Así, la mujer, si queda embarazada, tiene la protección legal para ella y el niño. De esta manera difícilmente el hombre irresponsable huye.
Con la virtud de la templanza en las relaciones sexuales se evitarían embarazos no deseados, hijos fuera del matrimonio.
También, se evitarían tantos divorcios que dañan mucho a la sociedad. Con la templanza, las parejas en vías de casarse, sabrían si realmente se aman para toda la vida. Con la incontinencia sexual pensarían que están enamorados, siendo, solamente, una relación pasajera.
Así que, desarrollemos esta importante virtud de la templanza. De seguro nos ayudará a tener una mejor calidad de vida y a ser más felices.