¡CÁCARO…!

Ábrele, ciérrale y córrele porque nos multan, fueron las palabras de los gerentes a los empleados de los distintos complejos cinematográficos del municipio de Zapopan este jueves.

Fue por la mañana y trascurso del día que las carteleras de los distintos complejos anunciaban la reapertura de los cines, por lo que desde temprana hora cientos de empleados se presentaron a su sitio de trabajo con toda la intención de volver a realizar sus actividades.

El olor a palomitas con caramelo, hot dogs y hasta el desodorante característico de los sanitarios regresaba de nuevo a las salas de cine.

En la puerta, un empleado con su atuendo azul y color caqui, portando una careta de plástico y debajo de ella su respectivo cubrebocas, recibía a la gente explicándoles las medidas sanitarias no sin antes tomarles la temperatura.

Muy poco fueron los que acudieron, sin embargo, los que llegaron pasaron a la dulcería por su respectivo combo para disfrutar la película, donde fueron despachado por empleados igualmente vestidos al de la entrada y con guantes en las manos. Tras sus compras pasaron a ver su cinta, que no era ninguna de gran audiencia, pero era lo había.

 Las primeras funciones anunciadas se llevaron de manera “normal”, claro, con las nuevas medidas, que incluía solo el 25 por ciento de los asientos disponibles. 

Fue poco antes de las 19:00 horas cuando el alcalde zapopano, Pablo Lemus Navarro, anunció en redes sociales que en su municipio los cines no podían operar y que ya habían salido brigadas a clausurar los complejos que estuvieran dando servicio.

No pasaron ni 5 minutos, después de las 19:00, cuando el gerente de uno de los complejos cinematográficos gritó “cierren todo y rápido que nos clausuran”, de inmediato los empleados salieron a meter los anuncios y postes donde se encontraban unas cintas para hacer una fila o separar a los asistentes. No tardaron ni 2 minutos cuando ya habían metido todo y cerrado las puertas del complejo.

Mientras que los de dulcería apagaban las máquinas de palomitas y sacaban los productos de los refrigeradores, después vaciaron de producto las palomeras; mientras que otros empleados subían las sillas arriba de las mesas. Al estar todo como lo habían encontrado en la mañana que llegaron, que denotara que n había pasado nada, el gerente bajó el switch de la luz y todo quedó en oscuridad.

Sin embargo, otros no tuvieron ni margen de maniobra como es el caso de los complejos ubicados en Plaza Galerías, Acueducto y Ciudadela, en donde les cayeron los de Inspección y Vigilancia y con personas en el negocio, les levantaron su multa y les clausuraron.

Lo más increíble de todo esto es que al filo de las 22:00 horas de este jueves se envío un boletín donde anunciaba Gobierno del Estado que sí tenían permiso de operar no solo los cines, sino los casinos porque en la mesa de reactivación así se había determinado el pasado 4 de agosto, aquí el problema es que al menos a Pablo Lemus, no le avisaron porque fue el que reaccionó tras saber que estaba trabajando.

Nos queda claro que no se ponen de acuerdo ni en cosas tan básicas. Ahora van a tener que quitar los sellos de clausura y decir un ahí disculpe con la multa que no deberán pagar.

SIEMPRE HA SIDO ASUNTO POLÍTICO

Hace unos días, cuando el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, publicó en sus redes sociales un video, en el que acusaba al Subsecretario de salud y show man Hugo López-Gatell de politizar el semáforo rojo en el que ubicó al Estado, y trató, en una producción de primaria, de demostrar sus argumentos mediante unas gráficas en cartulina: tenía solamente una parte de razón.

No es que los datos que presentó estuvieran equivocados o que carecieran de fundamento. De hecho, las gráficas sí expresaban una argumentación correcta. No hay duda de que Hugo López-Gatell politizó el dictamen de semáforo rojo. Tampoco, de que esta calificación afecta la reestructuración de las actividades productivas para Jalisco, de que confunde a los pobladores y que va en detrimento de la economía, con una clara dedicatoria para que Alfaro pague el costo político de esta decisión. De eso no hay duda.

Pero al Gobernador se le olvidó que «el que se ríe se lleva». Una semana antes, la Alianza de Gobernadores, en la que participa el mandatario estatal, solicitó la renuncia de López-Gatell por incompetente. Y Alfaro lo reiteró al día siguiente en su territorio. Ya en una entrega previa expresamos porque tal medida sería impráctica, improcedente, innecesaria e intrascendente. Pero sí fue política y sí alborotó el avispero.

Hoy el semáforo rojo para Jalisco es un desquite de López-Gatell, tal vez asesorado por su jefe político. Una revancha también innecesaria, impráctica, pero desafortunadamente trascendente. En eso tiene razón Alfaro. Su visión fue parcial, puesto que omitió su parte de responsabilidad en el conflicto, pero su diagnóstico certero: no se vale que por revanchas políticas el Gobierno Federal afecte en la certidumbre y sobre todo en la economía a la población del Estado de Jalisco. Alfaro gobierna aquí, pero Jalisco debe ser defendido y atendido por la Federación.

En ningún caso la población de la entidad debemos quedar como rehenes de dos pugnas políticas antagónicas. Porque al final de todo esto nosotros como ciudadanos estamos entre la espada y la pared, esperando que se tomen las mejores decisiones no solo en el tema de salud, sino en lo económico.