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¡¡¡Plop!!!
GUERRA POR PRUEBAS
Continúa el estira y afloje entre el gobierno de Jalisco y el federal. Siguen sin llegar a un acuerdo para que las pruebas rápidas sean aprobadas para que se utilicen en el Estado.
Enrique Alfaro ya le envió un mensaje público al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, para que destape este tema y permita que se compren las pruebas que ellos aprueben para enfrentar el Covid 19.
Minutos después del mensaje, Gatell, en el reporte que hace todos los días sobre el coronavirus en México, sólo se limitó a enviarle saludos; no se quiso meter en polémica y hasta ahí lo dejó.
Hasta ahorita el gobierno federal lleva de gane en esta contienda que no sabemos hasta dónde llegará.
LOS DE GANE
Mientras la contienda Alfaro vs Gatell sigue, los que sí la llevan de gane son los que hacen laboratorios que hacen las supuestas pruebas de PCR. Tal es el caso de lo que este viernes denunció el fiscal general, Gerardo Octavio Ruiz.
Autoridades dieron con un laboratorio que se encargaba de elaborar las pruebas rápidas. Al buscar el lugar, se toparon con que era una casa-habitación que no tenía los requerimientos para optar como tal.
La cosa no paró ahí. En las indagatorias se percataron que dicho lugar pertenecía al nido mío Puerta de Hierro. Al continuar con el proceso, terminaron por clausurar el laboratorio del nosocomio y el subrogado.
Lo alarmante de todo esto, es que una de las personas que se realizó el test en dicho lugar privado -sin dar detalles de cuánto le costó-, había dado negativo; al repartirle el examen, da positivo. El daño ya estaba hecho, ya había contagiado a varias personas.
Es increíble cómo hay quienes no les importa poner en riesgo la salud de la gente con tal de sacar uno cuantos pesos.
No se dejen engañar. No compren pruebas por internet. No acudan a cualquier lugar. Solo el IMSS, el ISSSTE y la Secretaría de Salud pueden hacer los estudios necesarios para determinar si son positivos o negativos por Covid 19.
COMO ANILLO AL DEDO
Cuando Julio César comenzó a su declinar, tras la cúspide de su poder, y el Senado Romano cuestionaba seriamente sus acciones, sus frases célebres (“Alea jacta est” o “Veni, vidi vinci”) comenzaron a perder altura.
Es muy temprano para poder medir si López Obrador ya alcanzó la cúspide de su poder y comienza un declive, como todo producto en su ciclo de vida mercadológico, aspecto del que los políticos no escapan. Sin embargo, desde que el Presidente perdió el rumbo de la agenda del país, en manos de la pandemia, las mujeres que salieron a la calle, o la caída de precios del petróleo, no necesariamente en este orden, ha dejado de imponernos el tema de conversación desde la mañanera. Y, en consecuencia, sus frases se convierten en reactivas, no en activas.
López Obrador va en respuesta, no en propuesta. Responde a cuestionamientos de los escasos periodistas que se presentan a sana distancia en las mañaneras, sobre la Mamá del Chapo, y por supuesto, todo tiene que ver con la pandemia. Cualquier informe en el sentido en que él quisiera, carece del interés nacional, del impacto mediático y hasta del quórum de reporteros que legitimen con su presencia al comunicado. Pocos están adentro de las conferencias de prensa y pocos afuera de ellas. López Obrador está fuera de su escenario; reacciona, y a veces de manera incomprensible.
En el caso de su mañanera del 2 de abril, el Presidente acuñó el término eufemístico de “crisis transitoria”. Dijo que vamos a salir rápido de ésta y apuntó que la situación no le hará querer modificar su intento de eliminar la corrupción y que haya justicia en el país, por lo que esta situación le vino “como anillo al dedo para afianzar la cuarta transformación”.
Grave definición de prioridades nacionales, que de inmediato tuvo la repercusión en redes que el Presidente esperaba. Muchos se dedicaron a acusar a los conservadores de querer provocar esta situación y hasta algunos se atrevieron a cuestionar si en verdad la pandemia existe o si los casos son fantasmas.
Extraño en un López Obrador que ha sabido leer con precisión los momentos de crisis y caos en la nación, y que supo encaminarlos hacia su proyecto político. Extraño, en efecto, que el Presidente parezca no saber leer las señales económicas. Hasta los amateurs en economía entienden que el PIB indica la riqueza disponible en una economía nacional, y si este indicador baja, significa que las empresas cierran, los empleos se pierden, la inversión se atrofia y la economía, en general sufre. Y más raro aún que Andrés Manuel no tenga claro que quienes más sufrirían son los eslabones más frágiles de las cadenas productivas. Los trabajadores de línea, los subempleados, los millones que sobreviven en la economía informal y todos los empleados que están perdiendo, desde ya, sus trabajos.
Extraño que el Ejecutivo Federal considere que es un anillo al dedo el presumible escenario de escasa recaudación, que, dada la tenacidad del Mandatario por conservar a cualquier precio social sus programas de bienestar, amenazaría con más recortes y austeridad presupuestal del Gobierno, con el consiguiente desgaste de servicios clave como la salud, la educación y la obra pública. O el escenario de endeudamiento, que sería poco probable, dada la tozudez, afortunada en este caso, de López Obrador.
Extraño que el Presidente pretenda sacrificar a miles de trabajadores, que sin duda alguna pertenecen al pueblo sabio y bueno, para sostener tales programas sociales, con la dudosa variable económica de haber erradicado la corrupción, argumento que tiene credibilidad popular, pero que para los técnicos en la materia es de candor e ingenuidad.
Extraño que el presidente considere que la pandemia es un anillo al dedo, cuando ya hay muertos en todo el territorio nacional, cuyos deudos, con toda seguridad no compartirán la perspectiva unilateral y politocéntrica (si es que existe este término que derivé del egocentrismo político) del Primer Mandatario.