
¡¡¡PLOP!!!
LIBERALES VS CONSERVADORES
Dividir al país en liberales y conservadores, aunque pretenda tener fundamento en las «luchas heroicas del pueblo mexicano por su libertad», acusa una grave miopía histórica.
El discurso de la autonomía, la transformación y la defensa de los intereses del pueblo que siempre estuvo del lado de los movimientos sociales, es un gran rollo ideológico, muy lejano de verdad histórica, que hoy se le repite a los mexicanos como si de veras hubiera sido real, y, peor aún, como si el régimen actual emanara de las grandes transformaciones sociales de México.
Para empezar, la Independencia no fue ni siquiera iniciada, mucho menos aún conseguida por el Cura Hidalgo. Don Miguel inició una revuelta que pretendía llevar a los criollos al poder, en lugar de los españoles peninsulares, en el nombre del entonces depuesto rey español, Fernando VII. Morelos sí luchó por la Independencia y con gran genio militar puso en jaque durante cuatro años a la corona española, pero perdió la guerra civil.
La Constitución de Apatzingán, su obra cumbre política, jamás entró en vigor. Guerrero, quien luchó a su lado, quedó reducido a un simple guerrillero por poco más de cinco años. Se alió a Iturbide porque era su única oportunidad política, pero él no tenía la fuerza militar, ni económica. Iturbide, que no era liberal, consumó la Independencia con apoyo financiero de la Iglesia y los terratenientes.
La Reforma sí fue una lucha de conservadores contra liberales. Juárez derrotó a los conservadores, con el apoyo económico de los EUA, en la guerra de tres años. Éstos, heridos, acudieron a Napoleón III e impulsaron el Segundo Imperio, del infortunado Maximiliano. Ironías de la historia, el Emperador era tan liberal como Juárez y hasta invitó a Don Benito a su gobierno, fascinado por las leyes de Reforma. Al triunfo de la República, con más ayuda económica gringa, Juárez se eternizó en el poder y provocó dos levantamientos de un héroe liberal, que quería la Presidencia a toda costa: Porfirio Díaz. El general Díaz, héroe del 2 de abril que abrió la victoria contra los franceses, pactó con los conservadores, la Iglesia, los terratenientes y los capitalistas extranjeros y aportó 30 años de estabilidad política, económica y cultural a México, a un alto costo de desigualdad social.
Los liberales Flores Magón erosionaron la dictadura de Díaz, pero no provocaron la revolución. La inició el burgués terrateniente, conservador, Madero, quien tibio ante las demandas agrarias del liberal Zapata, termina enfrentado militarmente a éste y traicionado por el conservador Huerta. A éste se oponen los liberales Carranza, Obregón y González, y los líderes populares campesinos, Villa y Zapata. Derrotan a Huerta, pero se dividen: Villa y Zapata toman la capital, pero no saben gobernar. Carranza gana la revolución, instaura un régimen corrupto y corona su proyecto Constitucionalista, liberal, el 5 de febrero de 1917.
Los liberales Obregón y Calles se asesinan entre sí. Calles, caudillo triunfador, crea al liberal PRI, que sirve para contener la lucha de clases a través de las organizaciones corporativas como la CNC y la CTM. Fidel Velázquez es protagonista central de esta política que beneficia a los conservadores capitalistas, quienes aportan gran estabilidad económica al país. El liberal PRI coloca en el poder al conservador Díaz Ordaz que asesina a su juventud liberal en el 68. Impulsa a los liberales nacionalistas Echeverría y López Portillo que descomponen la estructura económica de México y favorecen que los conservadores Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo lleguen al poder bajo las siglas del PRI.
Los conservadores Fox y Calderón alternan en el poder con otro semejante, Peña Nieto. Y en medio de ese desastre ideológico, el liberal López Obrador se atreve a creer que él es el heredero de la historia y asume que impulsa a México a una transformación profunda, a la que convoca a la mitad del país que le apoya, para despreciar a la otra mitad, a los que llama conservadores. Aunque integra a notables conservadores en su círculo cercano, como Alfonso Romo o Ricardo Salinas Pliego. Este sinsentido ideológico, sólo divide al país. Nada tiene que ver con aquello de «mirar a la historia para no cometer los mismos errores»
VIVEN SU RESPONSABILIDAD
Parejas caminando de la mano, familias paseando, puestos callejeros de comida y negocios tratando de cumplir los protocolos es el escenario ya constante del Centro de Guadalajara.
Con un Palacio de Gobierno que aún conserva los estragos de la manifestación del 4 de junio como las pintas en su antigua cantera, una Catedral Metropolitana que tampoco se salvó de estas muestras de molestia y fuerte presencia policiaca, el corazón de la Ciudad intenta vivir esta nueva normalidad la de la Responsabilidad Individual.
La tradición de las Calandrias que solían ubicarse a unos pasos del Mercado Corona, junto a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres o por los Dos Templos, siguen de vacaciones, y por ser actividad económica turística será de las últimas en reactivarse.
Las que ya están abiertas son las Plazas de la Computación y la Tecnología, así como el corredor de López Cotilla, pero con restricciones, cumpliendo los protocolos del uso de cubrebocas, gel antibacterial y tapetes sanitizantes.
Y de nueva cuenta, los grandes ausentes en este escenario fueron los cubrebocas de la mayoría de las personas que andan por las calles, pensando que son inmunes al Covid 19 que este miércoles cobró la vida de 41 jaliscienses.
Esta cifra nos refleja cómo se han ido diluyendo las medidas de prevención en la ciudadanía. Todo lo antes señalado es un poco del reflejo que gente ya pasea libre por las calles. Como lo hemos señalado en anteriores columnas de La Ahogada, que la responsabilidad comienza por cada uno.
Ya dijo el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y lo recalcó este miércoles, sí, no habrá nada que el Gobierno no puede hacer o evitar si la ciudadanía no acata las medidas. No está mal decir que se desgastó el mensaje de #QuédateEnCasa, ese que por casi 3 meses se ha repetido una y otra vez y que entró por un oído y salió por otro.
Ahora, las cifras que salgan día a día en el reporte es consecuencia de la poca creencia del virus y la nula responsabilidad de la gente.
Pekín ya regresó al confinamiento y esto nos puede pasar a nosotros. Se echaría al traste toda la reactivación económica y ahora sí nos vamos a agarrar, porque muchos negocios no lo podrán tolerar.
¡Tomemos conciencia!