
Libros de ayer y hoy
LE PONEN UN ALTO
Todos tenemos el derecho de expresar nuestra opinión, pero cuando tienes el “poder” de movilizar masas, debes ser muy responsable con lo que dices.
Esto no lo ve así el señor Cardenal emérito, Juan Sandoval Íñiguez. Desde hace unos días se ha jactado por externar sobre su opinión respecto a la pandemia.
Como muchos mexicanos, no cree que esto sea verdad. Primero aseguró que con un té de guayaba se curaba una enfermedad que hoy en día ha cobrado la vida de 136 mil 917 personas en todo México. Se le hizo fácil comentar durante un homilía que fue grabada y divulgada, hacer este comentario poco empático.
Pero ahí no quedó todo. Lejos de analizar que sus palabras no estaba aportando nada bueno a la situación que se vive en todo el mundo, subió un video a Facebook donde volvió a dejar claro que no cree en el Covid 19.
Lo tachó como una manera de controlar a la sociedad. De arruinar la economía, la educación e impedir que se realicen las ceremonias religiosas.
Evidentemente este video duró poco porque la red social se lo bloqueó. Desde hace meses está plataforma se puso las pilas y comenzó a eliminar todo el contenido que pudiera provocar desinformación al rededor de la pandemia
Logró que las conocidas como Face News fueran las menores y solo impulsó a las que sí aportaban información importante y fidedigna.
Bueno, pues ahora el señor Cardenal emérito fue víctima de esta censura, por así llamarlo. Le puso un alto a su comentario que como líder religioso poco ayuda.
Esperemos que ahora sí entienda que debe incentivar a la población a acatar las medidas sanitarias o a romperlas porque miles de vidas se pueden poner en riesgo.
UNA LUZ DE ESPERANZA
Este jueves 14 de enero se cumplen 11 meses de que se conociera el primer contagio de Covid 19 en Jalisco. Desde ese momento todo ha sido caótico. Cierre de comercios, escuelas, aislamiento, compras de pánico, incertidumbre, pero sobre todo temor. Temor a lo desconocido.
En junio o julio se esperaba lo peor de esta emergencia sanitaria. Pronosticaban un poco alto de personas enfermas.Aseguraron que después todo estaría más controlado.
Lo que es cierto es que la pandemia jamás se ha controlado, al contrario, ella es la que nos tiene dominados.
A estas alturas se esperaba que ya con casi un año de conocer cómo se comporta el virus, los contagios fueran menos, la muerte escasas y los hospitales estarían con camas solas.
Ocurrió todo lo contrario. En enero, hay más casos de Covid 19, los decesos están a la orden del día y los hospitales hasta el tope.
En medio de todo este caos hay una luz de esperanza, esa que llegó a México envasada en un diminuto frasco que le brinda tranquilidad a 5 personas por cada uno.
Esa inyección de vida de 0.3 mililitros que te permite volver a regresar a esa vida que había antes de los cubrebocas, el gel antibacterial, los tapetes desinfectantes y todos los productos que fuera necesarios para alejar al virus.
Desde este miércoles en Jalisco comenzaron a colocarse las vacunas al personal del sector Salud que atienden en primera línea a pacientes con coronavirus.
Para los medios que lo cubrieron la pregunta que muchos le hicieron al médico que recibió la primera vacuna fue: ¿duele?. Contestó que no. Pero qué más da si duele. Ya pasará.
Lo que duele más es saber que uno de tus familiares se enferma y por mas lucha que le haga no hay más que esperar su deceso. Ese dolor no pasa, al menos no pronto.
Hoy la luz de esperanza nos invade. Vemos cerca el salir de esta pesadilla y regresar a ese punto dónde podías abrazar a alguien sin miedo. Dónde podías salir a las calles a respirar aire fresco. Donde los niños podían echarse al suelo, enterregarse y tocar todo lo que pidieran sin el mínimo temor.
Ya estamos cerca y vamos salir juntos de esto.