
Libros de ayer y hoy
EL NEGOCIO POR ENCIMA DE LA SALUD
Esta pandemia de Covid 19 está sacando la mejor y la peor cara del ser humano. Mientras los médicos luchan día a día por salvar miles de vidas, otros, sin importarles nada buscan la manera de sacar provecho de la situación.
Los primeros que están haciendo su agosto son los de los tanques de oxígeno y los que lo rellenan. Sí, se incrementó la demanda y eso está provocando que la escasez de este artículo y este elemento que es parte primordial para vivir, provoque se eleven los precios. Eso se entiende.
Pero lo que no se entiende es que muchos aun contando con mucho material disponible, lo oferten a un precio que para muchos termina siendo inalcanzable. Lo más triste es que personas con coronavirus están perdiendo la vida porque no logran conseguir un tanque de oxígeno para poder llegar de menos a un hospital.
No nos vayamos lejos en el costo de un tanque, vayamos al simple hecho de lo que te piden de depósito para poder rentarlo. Antes del coronavirus te pedían entre 2 mil y 4 mil pesos según el tamaño del cilindro. Ahora, simplemente se les hace fácil exigirte que deben dejar 10 mil pesos solo como importe. Esto por donde se vea es un abuso. Porque todavía que se debe pagar la renta por mes en promedio de 2 mil pesos más la recarga (que te la condicionan a mínimo 3), hay que desembolsar esos 10 mil pesos. Difícilmente alguien puede contar con ese dinero para soltarlo en ese momento.
Los oxímetros, que son también parte vital para estar monitoreando el nivel de saturación son otro de los artículos que se cotiza como oro. En varios lados ya se puede conseguir en 300 pesos, pero en la gran mayoría rondan los mil pesos. Uno pensará que son diferentes y que por el costo uno es mejor que otro, pero no. Son hasta la misma marca, pero con sobreprecio inflado.
Profeco hasta el momento poco a podido contralar este mercado. Son amos y señores de todo y dominan los precios como se les antoje. Todo a costa de la salud de las personas.
Ojalá pronto los dueños de esos negocios se preocupen más por ayudar al prójimo con precios justos que por llenar sus bolsillos a costa de esto.
UN DESEO DE NIÑOS
Hospitales llenos, gente que muere en la calle, ambulancias insuficientes, familiares que llorar, hijos huérfanos, todo a causa del coronavirus, que a 10 meses de su llegada a Jalisco sigue causando miedo e incertidumbre, al principio muchos no creían. Lo señalaban como un invento del gobierno, pero a estas alturas, todos conocemos a un allegado que padece esta enfermedad o que ha perdido la batalla.
Este jueves, un caso como los salido de las películas, que de verdad pone mucho a pensar. Una mujer tuvo problemas con su respiración, no podía inhalar aire, de inmediato su pareja decidió llevarla de emergencia a un hospital por miedo de que fuera Covid 19. La subió en su auto, pisó el acelerador mientras la veía con las dificultades que le daba el llenar sus pulmones de oxígeno.
El hombre aceleró y aceleró sin pensar en nada más. Un choque detuvo su trayecto. Nadie lesionado, sin embargo, la impresión del accidente terminó por provocar que la mujer se agitara y termina por consumir las pocas fuerzas que le quedaban para respirar.
Quedó en el asiento del copiloto. La zona del percance fue resguardada con una cinta roja varios metros a la redonda. Se impidió el paso a todos y fue necesaria la intervención de una ambulancia especializada para personas con Covid 19 para confirmar su fallecimiento.
El hombre quedó triste y con la impotencia de no haber podido llegar al hospital para salvarle la vida. La mujer se convirtió en una estadística más. Ahora él tendrá que resguardarse en su cuarentena con su duelo.
Sí, parece una historia de película, pero es tan real que la situación de la pandemia da miedo. Tal vez la mujer era de las personas que tomaba todas las debidas precauciones y cuidados contra el virus, pero hubo alguien que decidió no importarle e ir de viaje, a una fiesta, con los amigos y le acercó el virus que terminó por matarla.
La situación es muy complicada. Hospitales abarrotados, ambulancias insuficientes, tanques de oxígenos fuera del alcance, familias que lloran e hijos huérfanos.
La vacuna está a la vuelta de la esquina, pero a la vez muy lejana. Las cifras en el estado son alarmantes, récords de muertes día con día, números muy altos de contagios y parece que seguirá subiendo.
No, no es culpa de quienes nos gobiernan y a quienes criticamos por ir a un bar o a la playa. No es culpa de quien está indefinido si es necesario o no el uso del cubrebocas. No es cupa de ellos. En este momento, en este justo momento, todos somos responsables de lo que nos pase.
Esta Navidad y Reyes Magos los arbolitos lucieron abarrotados de dibujos y peticiones de niños que tienen la ilusión de que esto termine pronto. Niños que prefirieron no pedir juguetes y sí una cura contra el coronavirus. Dibujos de enfermeros dando todo por los pacientes. El mundo con cubrebocas o gente con la vacuna en la mano.
Ojalá que pronto se cumplan sus deseos y que esto llegue a su fin, pero para eso es necesario que todos pongamos de nuestra parte, porque cuidándote cuidas a los tuyos.