¡Seis meses y no hay un solo acierto de AMLO!

Dice el reputado The New York Times que no han llegado los cambios en el gobierno de López Obrador.

Y si los milagros prometidos no han llegado en los primeros 162 días de la gestión “lopista”, lo cierto es que no llegarán en todo su gobierno.
¿Por qué?
Porque la terca realidad “cachetea” todos los días a un gobierno de caricatura, al extremo de que son cada día más los analistas, intelectuales y aplaudidores de AMLO que se percatan del gravísimo error que cometieron al confiar y promover la victoria del tabasqueño.
Pero también es cierto que no hace falta esperar las malas noticias que sobre el nuevo mandatario mexicana publica el reputado The New York Times, para percatarse de que la realidad nos regala “un fracaso anunciado”.
¿Por qué a 162 días de iniciado el gobierno de la dizque izquierda mexicana es irreversible el fracaso anunciado?
Las razones son demoledoras.
1.- Porque el presidente no es un profesional de la administración pública y, nos guste o no, es una suerte de analfabeta funcional.
2.- Por tanto, se rodeó de inexpertos e ignorantes de las disciplinas del gabinete. Por ejemplo, en Pemex despacha un agrónomo, en Trabajo la hija de un par de amigos del presidente, en Energía una recaudadora de la campaña y en Comunicaciones dice despachar un hombre senil que no ata ni desata. Sólo por citar algunos casos.
3.- La mayoría de los encargados de despacho son amigos, cuates y cuotas de quienes ayudaron en la campaña de AMLO; sin embargo esos cuates y cuotas no garantizan la eficacia que exige el cambio y menos los resultados prometidos.
4.- Todo ello ante la proliferación, en el gabinete, de las peores prácticas del servicio público; el enriquecimiento inexplicable. Ya se documentaron las pillerías de los más jóvenes del gabinete; los jóvenes Alcalde y Meyer, hijitos a los que papi premio con un cargo gracias a la amistad presidencial.
5.- Pero acaso el mayor problema del gobierno de Obrador sea el propio Obrador. ¿Por qué? Por un sutil detalle que hace la diferencia. El problema se llama autoritarismo y el mas afectado por ese mal es el propio presidente.
6.- Sí, resulta que el presidente Obrador arrastra un serio problema de personalidad que lo hace creer, suponer e imaginar que es el depositario de la verdad y la sabiduría divinas; casualmente todas características de un dictador.
7.- Frente a esa realidad, toda aquella ocurrencia del presidente –por disparatada que sea–, debe ser ajustada a la realidad, de lo contrario, peor para la realidad.
8.- Así, sin una sola evidencia, AMLO decidió tirar el NAIM porque imaginó un inexistente caso de corrupción. Y, sin medir consecuencias –a costa de su propio gobierno–, tiró el aeropuerto, lo que detonó “la ruina que vemos” en la economía mexicana.
9.- Y es que al tirar la mayor obra pública de la historia mexicana, el presidente Obrador dinamitó la economía toda y la confianza en México.
10.- Por eso hoy están al borde del colapso industrias fundamentales para el desarrollo nacional y cuyo fortalecimiento costó décadas; las industrias turística, automotriz y de la construcción.
11.- Por eso el desempleo galopante y el crecimiento geométrico de la inseguridad y la violencia.
12.- Y si a todo lo anterior le añadimos que el presidente mexicano se empeña en destruir los contrapesos democráticos –somete al Congreso, a la Corte y a los gobiernos estatales–, entonces asistimos a la combinación perfecta para crear miedo y hasta pánico entre inversores internos y externos.
13.- Y sin inversores la economía se derrumba, y sin los contrapesos democráticos no hay certeza, y sin respeto a la ley viene la ingobernabilidad
Por todo eso no aparece un solo acierto en el gobierno del AMLO. Todo son errores, fallas y tropiezos.
Siempre lo dijimos; ¡Obrador es un peligro para México!
¿Así o más claro?
Al tiempo.