
Chantaje y confrontación
Lo primero que se me viene a la cabeza y al corazón por el fallecimiento del Santo Padre es, junto con la sorpresa, ya que acababan de darlo de alta después de casi 40 días internado en el hospital, y el dolor por su fallecimiento, es agradecimiento por su entrega y generosidad de una vida entera al servicio de la Iglesia, manifiesta en su último esfuerzo por estar con la gente, entre la gente, dando ánimos, pidiendo por la paz en el mundo, haciéndose cargo de todos y todo lo que supone un conflicto bélico y el sufrimiento de los más desprotegidos.
Un Papa diferente, como lo fueron en su momento el gran San Juan Pablo II -primer Papa polaco-y Benedicto XVI -primero alemán-, ambos profesores de Universidad, uno extraordinario filósofo, el otro teólogo de primer nivel, y después de varios Papas santos en el siglo pasado.
Francisco viene con una historia muy diversa, técnico químico, filósofo y teólogo, y profesor de psicología y literatura, desarrolló su visión del mundo y de la Iglesia en contacto con los más desprotegidos de su tierra natal, llegando así a ser el primer Papa latinoamericano.
Llegó con una fuerte misión que le fue requerida: renovar con mano firme la Iglesia de Jesucristo, en estructuras había que renovar, después de la renuncia de Benedicto XVI.
¿Cuál es el legado del Papa Francisco?, ¿en qué manifestó la presencia de Jesús en la Iglesia?
¿Cuál es el impacto de su presencia en el mundo? Preguntas que no creo poder responder en estas breves líneas, poco a poco se irá viendo, con la perspectiva que da la historia.
Pero sí se pueden delinear algunos aspectos particularmente queridos de Su Santidad. Lo que sí queda claro es que su figura muestra cómo la presencia de Jesús también fue incómoda para su tiempo.
Ha querido profundizar en la misericordia de Dios, cómo Dios está y nos llama desde los más olvidados, los “descartados” como le gustaba decir. También se esforzó en dar esperanza a una humanidad sumida en las más terribles guerras y conflictos, haciendo llamamientos fuertes hacia la paz.
Su estilo de vida desde mucho antes de ser Papa: una pobreza vivida en primera persona y así exigida a los demás miembros del clero y de toda la Iglesia, de la que todos formamos parte: su ejemplo de sobriedad que ahora se nos muestra en el modo en que dejó escrito que quiere su sepultura, prefiriendo quedar en Santa María la Mayor, con un solo ataúd, sin más letras que “Francisco”; los servicios fúnebres en su habitación en Santa Marta.
Me gustaría detenerme en mi ámbito de estudio, sin profundizar en todos los temas que se abren al comenzar a plasmar el legado de todo un pontificado de 12 años: la Teología ha de estar presente en la Universidad y ha de confrontarse con todos los ámbitos culturales, conscientes de que no sólo estamos en un momento de cambios sino en un “cambio de época” (Motu proprio Adpromovendam Theologiam). Para Francisco, la teología ha de ser capaz de interpretar y hacer penetrar el Evangelio en las circunstancias geográficas, sociales y culturales, teniendo como modelo la Encarnación del Logos eterno en la historia de todos los tiempos; desarrollándose a través del diálogo y del encuentro entre diversas tradiciones y saberes, incluso entre diversas religiones y con los no creyentes: la exigencia de diálogo es intrínseca al ser humano y es misión de la teología el descubrir “la trama de relaciones” en las cuales “es propio de cada ser viviente tender hacia otra cosa” (Const. Apost. Veritatis gaudium, Proemio, 4a).
La ciencia y la teología -ciencia suprema- han de dar respuestas a los problemas cotidianos: no pueden ser guiadas solo por el beneficio material ni crear fracturas entre los que más y los que menos poseen. Ambas han de llevar a la promoción humana, que pasa por la fraternidad humana y el cuidado de la casa común (Enc. Laudato si’).
También hizo un llamamiento al modo de utilizar la inteligencia artificial, de manera que sirva para el progreso y bienestar de todos, incluyendo a los más necesitados.
Por último, me gustaría subrayar lo que me parece el fondo de todo su pensamiento, que se condensó en uno de sus últimos escritos, la Enc. Dilexit nos (2024), sobre la necesidad de recuperar el amor, en concreto el corazón, sobre todo el de Jesús, que compendia toda nuestra fe, llegando a afirmar que el mundo puede cambiar desde el corazón, tema central del cristianismo y tan querido por Benedicto XVI y San Juan Pablo II. En esta línea -la verdad se encuentra desde el amor- escribió varios textos unidos a la literatura, como la bella Carta Candor lucis aeternae (2021), dedicada a Dante Alighieri, y la Carta sobre el papel de la literatura en la formación (2024) dedicada a la educación humanística necesaria para hablar de modo atractivo, profundo, unido a la vida, sobre Dios. Así dedica otro documento a Blas Pascal (Grandeza y miseria del hombre, 2023), y menciona a literatos como Georges Bernanos, Antoine de Saint-Exupéry, Franz Kafka o Len Tolstoi. Para el Papa Francisco, cultura integrada significa redescubrimiento del corazón, en su valor antropológico y como llave para el conocimiento sobre nosotros mismos: quiénes somos y quiénes debemos ser.
Agradezcámosle pidiendo a Dios por su alma, y por los frutos de su Pontificado, así como por el Cónclave que estará por iniciar y que Dios nos brinde un nuevo Papa a la altura de nuestros tiempos.
Luz I. Acedo Moreno
Academia de Teología
Instituto de Humanidades
Universidad Panamericana