
Mujeres para gobernar/Paty Sánchez
No te sientas solo… un Harfuch nos vigila
¿Alguna vez se ha sentido usted solo, excluido, no tomado en cuenta? ¿Ha pensado que lo que hace o dice a nadie le importa? ¿Acaso no le gustaría que alguien quisiera escucharlo? Pues bien, eso se acabó, porque a partir de ahora un Harfuch nos vigila… Bueno, menciono al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, porque la dependencia federal a su cargo tendrá ahora facultades para hacer espionaje a lo grande… Quizás no tan a lo grande, porque sus agentes, más que James Bond, serán como el teniente Harinas, pero la idea es esa.
A raíz de la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión aprobada en el Congreso de la Unión, todos seremos parte de un Big Brother, pero con un estilo muy Godín, ya que no portaremos gafete, pero tendremos que usar para cualquier trámite ya no la credencial del INE (¿acaso van a desaparecer al organismo electoral?) sino la nueva CURP con datos biométricos.
Asimismo, se crearon la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones y la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones, entes que tendrán la ardua labor de verificar que los contenidos que se transmitan por cualquier medio, antes que nada, no critiquen al gobierno, en lo que es una estructura de censura muy moderna y tecnológica. Ya si de paso se dan cuenta de algún delito o infracción a la Ley igual y también la castigan.
Algunas de las facultades que tendrán ahora las autoridades para intervenir comunicaciones privadas, como bien lo dijera la presidenta Claudia Sheinbaum, ya estaban contempladas en el Código Penal, pero sólo bajo ordenamiento de una autoridad judicial… El problema es que ahora todo el Poder Judicial quedó de facto en manos del movimiento de la 4T y no es que uno desconfíe, pero dijeron que no eran iguales y sus integrantes tienen hasta los mismos nombres y apellidos, sólo cambiaron su estandarte.
Ahora bien, le concedo a los Morenistas, al menos en parte, su justificación de: “el que nada debe, nada teme”, pero eso es sólo cierto parcialmente, porque aunque dudo mucho que sean de interés público las conversaciones interminables del chat familiar cuando se quieren poner de acuerdo para festejar a la abuela, también lo es que, seguramente, les va a interesar más callar a las voces críticas que capturar delincuentes, porque los primeros son cada vez menos y, gracias a la impunidad, los segundos son cada vez más.
Tal como lo veo, sólo nos queda esperar que, verdaderamente, se respeten la libertad de expresión, las garantías individuales y la privacidad de las personas; que sean estas medidas aprobadas efectivas para el combate de las desapariciones forzadas, del nacotráfico y muchos otros delitos; además de cumplir el objetivo de llevar internet hasta los lugares más recónditos de nuestro país. Es todo lo que nos queda, esperar que esta vez sí sea verdad lo que nos prometen. Sin embargo, cuando el cumplimiento de la Ley se convierte en cuestión de fe, de esperanza, algo, definitivamente, no está bien.