¡¡¡PLOP!!!
EMILIA PÉREZ VS JOHANNE SACREBLU
Por segunda semana consecutiva tocaré un tema relacionado con el séptimo arte, en esta ocasión de manera obligada, por la polémica que ha provocado la película más nominada a la próxima entrega de los premios Oscar, Emilia Pérez del francés Jacques Audiard, sobre todo ahora que se dio a conocer su némesis, un corto que raya en mediometraje por su duración, de nombre Johanne Sacreblu, un trabajo artesanal, con ínfimo presupuesto y que surge como respuesta de la creadora de contenido Camila Aurora a la burla que representa para el pueblo mexicano la forma en que aborda la primera de las mencionadas temáticas tan sensibles como el narcotráfico o la desaparición de personas.
Comencemos por apuntar que Emilia Pérez, con un presupuesto de 21 millones de euros, cuenta con un elenco en el que la única actriz mexicana es Adriana Paz, en un papel secundario, siendo la protagonista Karla Sofía Gascón, de origen español, a quien muchos recordarán más bien como Peter, el de Cholula, en la cinta Nosotros los Nobles, antes de que hiciera público su cambio de género. Ni siquiera me voy a referir a la controversia de ser nominada como Mejor Actriz, porque eso da para otra columna completita.
La premisa de la película Emilia Pérez ya ha sido multimencionada, un narcotraficante apodado El Manitas decide cambiar de sexo, lo que da pie a musicales de tan mala calidad que llegaron a vaciar las salas de cine, lo que aunado a un guión hecho con las patas, actuaciones de pena ajena (salvándose quizás sólo Zoe Saldaña) y un evidente desprecio por la cultura de México, haciendo una mera caricatura de lo que se vive en nuestro país, en gran medida porque el director galo no se tomó siquiera la molestia de hacer una mínima investigación al respecto, porque de todos modos filmaron toda la película en Francia.
Pues bien, cuando creíamos que todo estaba perdido y que montados en una mal entendida ideología de género incluyente los críticos (comprados en su mayoría) seguirían alabando a Emilia Pérez, a pesar de la falta de argumentos, apareció de manera gratuita en la plataforma de YouTube Johanne Sacreblu, también de corte musical (pero con canciones mucho más pegajosas), como una parodia directa al bodrio antes mencionado, en donde abundan los bigotes entre todos los personajes, como burla al tema de género y un evidente cliché francés; además de muchas ratas de peluche, narrando una historia hilarante sobre el conflicto entre las familias Sacreblu y Ratatouille, para ver cuál es el pan más representativo de Francia si el baguette o el croissant.
Luego de más de un millón y medio de vistas en internet, Johanne Sacreblu dejó en claro que es ese David que venció a Goliath, un gigante por su enorme presupuesto, incluyendo su campaña publicitaria, pero totalmente carente de calidad, ya que Emilia Pérez, en contraparte, fue de los estrenos que menos asistencia registró en las salas de cine de México, donde apenas logró atraer a 110 mil asistentes en su primera semana de proyección, varios de los cuales incluso exigieron se les regresara su dinero porque, de plano, se sintieron defraudados (ya ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que pasó eso con una película).
Uno de los argumentos de defensa a las críticas por parte de Karla Sofía Gascón es que le atacan por ser una actriz trans, pero si esa homofobia fuera legítima aplicaría también en el caso de Camila Aurora, quien además de dirigir, protagoniza su película, siendo también actriz trans, pero con la diferencia de que tiene mucho más talento y carisma.
Así las cosas, hay ya ofrecimientos para que Johanne Sacreblu se exhiba en la pantalla grande y, en una de esas, hasta ser comprada por alguna plataforma de streaming; en tanto que Emilia Pérez podría convertirse en la película más perdedora de la historia de los Oscar, si no gana al menos un par de premios de las 13 nominaciones que tiene, ninguno de los cuales se merecería, o bien que logre obtener la estatuilla dorada, pero en tal caso quienes perderían no serían los demás nominados, quienes de sobra han demostrado que la merecerían, sino los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, al comprobar, una vez más, que otorgan los premio más por una agenda, en este caso Woke, que por verdadero merecimiento, acabando con lo poco que le queda de prestigio a este premio.