
Visión Financiera
Gentrifi…¿Qué?
Aunque es un término que, últimamente, se ha puesto muy de moda en nuestro país, específicamente en algunas importantes áreas urbanas de la Ciudad de México y Guadalajara, principalmente, la gentrificación no es nada nuevo y ha venido poco a poco convirtiéndose en un fenómeno que obliga a la población local a emigrar a los suburbios, dejando paso a los extranjeros o también mexicanos, pero con mayores recursos económicos, la posibilidad de rentar o comprar vivienda en lugares céntricos, así como consumir en los establecimientos de esta mismas zonas.
Para conocer el tema a fondo, les comparto el significado que le da la Real Academia de la Lengua Española a la palabra Gentrificación: es el proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo.
Si bien este fenómeno está hoy en el ojo del huracán, reitero, no es nada nuevo. Hace más de 30 años que ciudades icónicas para el turismo extranjero como San Miguel de Allende, Guanajuato, o Chapala y Puerto Vallarta, en Jalisco; comenzaron a ver como su población de residentes originarios de otros países iba en aumento y ya no por cortos períodos vacacionales, no, ahora compraban propiedades y se quedaban a vivir.
Con el paso de los años la gentrificación fue permeando a puntos más céntricos, de importantes urbes, como la capital del país o la perla tapatía, generando que colonias como la Condesa, Roma o Juárez en el primero de los casos o la colonia Americana, Chapultepec o incluso en la Zona Centro, en lo que respecta a Guadalajara, los precios de las casas y departamentos, ya sea en venta o renta, se dispararan hasta las nubes, ya no tanto por jubilados norteamericanos, como pasaba con los destinos turísticos, sino por los llamados nómadas digitales, que realizan su trabajo a distancia y que igual montan su oficina virtual en un café, que en una cabaña en el bosque o la playa, donde quiera que puedan tener una buena conexión a Internet.
Sin embargo, culpar a los nuevos inquilinos de las codiciadas viviendas sería no ver el problema en perspectiva, porque quienes suben los precios son los dueños de las propiedades, mexicanos que, nos guste o no, las compraron y pueden hacer con ellas lo que mejor les parezca, cobrando el precio que se les antoje pedir, mientras se los paguen. Esto se llama ley de la oferta y la demanda, algo que es muy difícil de regular, sobre todo, sin violar los derechos de las personas a su legítima propiedad.
Protestas como las recientemente observadas en la Ciudad de México ya han ocurrido en otras partes del mundo como Barcelona, París o Nueva York, donde cada vez es más caro vivir, pero para combatir este problema, se requieren políticas públicas que generen alternativas para quienes no pueden pagar los altos costos de estas zonas, garantizando una buena calidad de vida con mejores empleos, servicios, transporte, comercios y escuelas en cualquier punto de las grandes ciudades, incluyendo la totalidad de su territorio.
Lo cierto es que no se puede combatir la gentrificación con protestas violentas, con agresiones o a base de decretazos de las autoridades, porque eso nos llevaría a apoderarnos de la propiedad de los demás, simplemente, porque no estamos de acuerdo en que ellos sean los dueños, por muy legítimamente que la hubieran obtenido, pasándonos la ley por el arco del triunfo y convirtiéndonos en una sociedad donde sólo impere la voluntad del más fuerte, del más influyente, del más impune… Si es que no lo somos ya.