
Visión Financiera
Apología del deleite o libertinaje de expresión
Como sea que uno lo quiera ver, la interpretación de narcocorridos, corridos tumbados y todo aquello que, disfrazado de música, pretenda ensalzar una actividad delictiva, sea del tipo que sea, representa una violación a la Ley, como es el caso de la apología del delito.
Y es que, a decir por las letras de las canciones de este tipo de género, quién se dedica al narcotráfico y logra destacar en ese medio es porque tiene agallas, porque no le tiembla la mano para asesinar a sus enemigos, lujos para conquistar a la mujer que se le antoje y dinero para corromper a cualquier autoridad.
Por esta razón es que las nuevas generaciones ven a los capos de la mafia, o ya de pérdida a los sicarios, como un modelo a seguir, como un personaje destacado en quien quieren llegar a convertirse algún día, ya no en astronauta o bombero como antes, no, eso no… Lo de ahora es ser delincuente, ganar lana fácil y cargar una pistola para darse a respetar a punta de balazos.
Por más que quieran engañar a la opinión pública los artistas que ahora son acusados de hacer apología del delito, argumentando que están violentando su libertad de expresión, no hay nada más lejos de la verdad, porque, en todo caso, lo que ellos hacen es libertinaje, porque bien que se benefician de los seguidores que se enajenan con esa pseudomúsica, pero sobre todo con el financiamiento de líderes de organizaciones delictivas que, hasta por encargo, les celebran las odas a su labor criminal.
Si bien el error de The Beatles fue que uno de sus miembros dijo que eran más populares que Jesús, el del representante de una de estas agrupaciones musicales, ya vinculada a proceso, por cierto, fue decir que ellos son censurados igual que el cuarteto de Liverpool en su momento. No cabe duda que lo que tienen en la cabeza es lo mismo que plasman en sus canciones y no lo mencionó porque me da asco.
El problema se agrava cuando se tiene ya detectado que muchos jóvenes, apenas niños en muchos casos, son enganchados para terminar en campos de adiestramiento justo por los narcocorridos, porque les ofrecen formar parte de una organización criminal, como las que veneran ese tipo de canciones y terminan siendo “carne de cañón”.
Todo esto me hace reflexionar sobre un punto en particular, ya que, si bien yo siempre había creído que en México somos más los buenos, los que queremos vivir en paz, respetar la Ley y vivir de nuestro trabajo honrado; luego de ver que son millones los seguidores de este tipo de grupos y artistas; de como el narco pasó de estar aliado con el gobierno, para ser ahora su jefe; de como la incidencia delictiva crece a pasos agigantados y lejos de ser ciudadanos críticos, de exigir a las autoridades que resuelvan el tema de la creciente inseguridad; se les celebran a los grandes capos sus acciones, los idolatran; ahora, tengo serias dudas, muy serias, de que los buenos seamos más. Sinceramente, ojalá me equivoque.