Descomplicado/Jorge Robledo
Seguramente el tema de mayor controversia en el marco del pensamiento de la izquierda ha sido la decisión de López Obrador de militarizar al gobierno civil. En realidad, la reserva no sólo viene de ese segmento ideológico o político; cualquiera, liberal, conservador, nacionalista o lo que sea difícilmente puede aceptar una decisión de tal gravedad y seriedad.
Al presidente López Obrador lo deslumbró la disciplina castrense. También su sentido de lealtad. Hay error de apreciación: someterse al Presidente es eso, un deber hacia una institución no a una persona. Se requiere formación, disciplina y cultura cívica para entenderlo y saber lo que significa. El presidente no cumple con ninguno de los atributos referidos y por lo mismo no entiende la lógica y razón de su apoyo al mandatario.
Es obligado preguntarse si López Obrador cambió su idea de los militares ya instalado en la Presidencia o de siempre ocultó sobre su verdadera opinión, ya que en la oposición habló reiteradamente del regreso de los militares a los cuarteles, incluso de su desaparición. López Obrador ya presidente no sólo los mantuvo en la calle, sino que amplió su participación, militarizó a la policía nacional y les entregó responsabilidades propias del gobierno civil en muchas tareas ajenas al quehacer regular del ejército o la marina.
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