Libros de ayer y hoy
En un vulgar intento de asalto asesinaron al empresario Ricardo Vega Cámara, dueño del viñedo Cuna de Tierra, ubicado en Dolores Hidalgo.
Ricardo Vega fue asesinado en la zona industrial del Parque: Amistad Bajío, en Apaseo el Grande, Guanajuato y, como irónica coincidencia, el significado del nombre del viñedo que reza en su página oficial hace referencia a que se aloja en la cuna de la Independencia de México y que la zona en la que se ubica es una tierra de amistad, lo que identificó al espíritu del empresario fallecido, según han expresado quienes lo conocieron.
Fuentes cercanas refieren que se dirigía a Ciudad de México para asistir a una comida, que decidió conducir sólo por ese libramiento en Apaseo, en una camioneta que no era de alta gama y sin escoltas -que nunca necesitó-; fue cuando intentaron asaltarlo y al maniobrar para huir, del vehículo de los delincuentes se detonaron varios disparos y uno le arrebató la vida.
La Fiscalía del Estado de Guanajuato reconoció con cercanos a la familia, que tenían conocimiento de que en esa zona, delincuentes colocan retenes para asaltar a los conductores, pero, como siempre, lo saben, pero no actúan, ni advierten a la población bajo el derecho a ser informados.
La noticia causó indignación en el círculo empresarial de México, las muestras de cariño que acapararon espacios en medios nacionales, dan fe de que era un hombre querido y respetado.
Lo que para delincuentes fue una jornada más con un robo frustrado, porque no se llevaron ni el dinero, ni el vehículo; para la región es una baja sensible, porque se trata del pionero de la vitivinicultura en el Estado de Guanajuato, con un viñedo y bodega que ha ganado decenas de premios internacionales, incluyendo en 2023, los primeros grandes oros para México en el concurso internacional de vinos Citadelle du Vin, de la ciudad de Burdeos en Francia, uno de los tres certámenes de vino más importantes del mundo, además de que la obra arquitectónica del lugar, ha recibido premios nacionales y reconocimiento internacional por su belleza y originalidad.
Pero ese éxito no llegó de forma mágica, tuvo su génesis a mediados del siglo veinte, cuando su padre Ignacio Vega y el experto en vinos Juan Manchón, quien había trabajado con vinos espumosos en España y Chile, decidieron transformar terrenos en los que por años fue sembradío de chile, a plantación de uva que se vendía a la casa Pedro Domecq, para la producción del famoso brandy presidente, fue así que empezó la andadura de plantar vides en el terruño guanajuatense.
Sería Ricardo Vega, apasionado de la agroindustria, con ayuda de Juan Manchón hijo, quienes vocacionaron el terreno para producir vino de mesa, que se antojaba una aventura alejada de toda sensatez.
A principios de los noventa, con la asesoría de Eduardo Madero y Joaquín Madero, los dos doctores en viticultura por la Universidad de Montpellier se plantaron las primeras vides de variedades francesas sugeridas por ellos, ellas Malbec, originaria de Burdeos, Francia, uva que conquistó el mundo y se consolidó en los suelos argentinos, y que ha encontrado un nuevo hogar en el bajío, produciendo vinos de excelencia mundial, lo demás es historia.
Entre el 2018 y 2024, en el estado de Guanajuato han sido asesinados al menos diez empresarios: Isaías Gómez, hotelero (2018), Joaquín Miguel Alba, Felipe Tomé y Salvador González Nava, (2020), Carlos Martín Leines, Isaías Porras, Marco Polo Gámez y Gustavo Andrés Cordero Vallejo, (2023), y otro empresario identificado como Jorge Luis, originario de San José Iturbide, entre los referidos.
Pero lo mismo sucede en la mayoría de los estados del país. Hugo Cacho en Peribán, Michoacán, Marcos Gabriel Wisbrun Terrazas en Chihuahua, Carlos Enrique Newton, Jalisco y la lista es larga.
Lo que queda claro es que, en México, el sector empresarial y la sociedad civil estamos solos contra la delincuencia y la violencia. La autoridad, al parecer, sólo está para tomar el reporte de lo sucedido y abrir un expediente que, en la mayoría de los casos se oxida en la impunidad.
En el caso de Ricardo Vega, lo que para delincuentes fue un mal día, para la región se apagó la luz de un empresario visionario con profundo amor al terruño, pero queda su cuna de legado.