
La guerra de aranceles entre Estados Unidos y China
Las ciudades enmudecen. Calles desiertas, otroras urbes hacinantes, hoy fantasmales estructuras. Toque de queda. No hay bombardeos, no hay ejércitos enfrentándose. El enemigo es pequeño, diminuto, invisible.
¿Quién iba a decir que en pleno siglo XXI, donde el progreso indefinido de la humanidad, como lo pensó Fukuyama y muchos, íbamos a estar cooptados, vulnerados, amenazados por un microorganismo? ¿Quién iba a creer que la diosa razón de la Revolución Francesa iba a estar amenazada por miles de seres de unas cuantas micras? Esto, nunca lo habrían imaginado los grandes pensadores de la humanidad.
Ni la generación espontánea de la vida que sostuvieron Aristóteles y Santo Tomás, ni el mecanicismo que da a la materia cualidades de vida, nadie se imaginó la generación espontánea de la muerte y, un virus, el COVID-19, tiene de cabeza al mundo.
Varios países colapsados en sus actividades económicas. Por lo tanto, se prevén consecuencias peores que las causadas por el mismo contagio. Pérdida de producción, luego, pérdida de empleos y más miseria con sus consecuentes problemas.
Tal vez se esté exagerando en las medidas de precautorias para evitar la propagación del contagio, sin embargo, una vida humana bien vale el aislamiento y otras acciones incómodas pero, necesarias. El no hacer caso, a las recomendaciones de higiene, aislamiento, supresión de actividades públicas, llámense eventos, conciertos, juegos de futbol, etc. tendrá consecuencias.
Se dice que Rusia tomó las medidas adecuadas rápidamente para evitar que por sus fronteras pasaran individuos portadores del virus COVID-19 y, que, Italia y España no hicieron rápidamente lo propio. ¿No será que por ser estos dos últimos países de Europa tradicionalmente católicos hayan sido inoculados específicamente? Bueno, aunque suene a teoría de la conspiración pudiera ser.
El caso es que estamos amenazados y dominados por estos enemigos invisibles. Armas bacteriológicas creadas en laboratorio, o mutación espontánea del virus, también. El caso es que no cesan las amenazas de todo tipo en el mundo. Lo que si podemos clarificar es que muchas de las hipótesis de grandes pensadores que confiaban en que la historia lineal y el progreso nos llevarían a la felicidad, fracasaron.
¿Como explicaría el filósofo Frances, Lyotard “el fin de los grandes relatos” (Cristianismo, Iluminismo, Revolución Francesa, Comunismo y Capitalismo), siendo éste, el gran relato de las pandemias? Pero, lo bueno, es que la humanidad se sobre pondrá a este flagelo. Dentro de poco miraremos con cierta burla lo que hicimos y lo mucho que nos preocupamos, tal como pasó con el H1N1 o, ¿no cree ud. estimado lector?