-¡Te quiero con toda mi alma!- Solemos decirle a la persona amada. Pero, ¿qué tal si el objeto de nuestros pasionales deseos nos pidiera, –demuéstrame que tienes alma?-. Ahí nos metería en un aprieto, ¿no?

Pero, ¿cuáles serían las respuestas más comunes a la pregunta, sobre la demostración del alma?

Unos dirán, – el alma no se ve, pero, siento que la tengo-. Ahí, ¿qué podemos objetar? Pues que el sentir viene de los sentidos (vista, oído, tacto, gusto, etc.).Y no concluyen en el alma.

-Bueno, dirán otros, tenemos alma, pues siempre nos lo han dicho-. A esto podemos objetar, y ¿qué tal si se hubieran siempre equivocado, por tradición, aquellos que creen que tenemos alma?

Quizá se responda que si estamos vivos es por el alma. En este caso nos acercamos mucho a la demostración del espíritu, pero, todavía no nos queda claro.

Entonces, ¿cuál es la mejor manera de demostrar que tenemos alma, espíritu o psijé? Una respuesta es que somos capaces de hacer conceptos o ideas de las cosas.

Nosotros conocemos el mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos. Si veo una manzana, la imagen de ella llega a mis ojos y de ahí, a través del nervio óptico, pasa a mi cerebro. ¿Eso es todo? ¿Ahí termina mi conocimiento? No. En el ser humano existe algo más, que llamamos espíritu. Éste toma lo que el cerebro le proporciona y crea el concepto o idea. Así, formamos el concepto “manzana”, mismo que es universal. La idea que tengo de manzana se la puedo aplicar a la manzana de Adán, a la manzana de la frutería, a la manzana que desayuné, etc.

Pero, ¿de ahí concluimos que tenemos alma? Todavía no. Lo más interesante es que abstraemos conceptos o ideas de cosas que no existen en la realidad. ¿Puede usted, estimado lector, ir al mercado y comprar 500 gramos de bondad, tres bolsitas de justicia y medio kilo de superación?

No. No puede comprarlos. Son conceptos. Éstos, si no existen en el mundo material, luego son inmateriales y, por tanto, vienen de algo inmaterial. El cerebro es materia, no podría producir algo inmaterial. Entonces, ¿de dónde vienen los conceptos inmateriales? Ya lo dedujo, ¿verdad? -Pues del alma-. Ésta es inmaterial. No tiene partes, no se destruye, por tanto es inmortal. Y ¿a dónde, al morir el cuerpo? Eso es materia de otro artículo.

Pero, siga diciendo, “te amo con toda el alma”, pues, ahora sí, ya lo puede demostrar.