El presupuesto es un laberinto
Sin lugar a duda, en diversas situaciones de la vida, nos han preguntado o nos hemos visto en la necesidad de elegir entre calidad y cantidad, tal es el caso del tiempo que pasamos con nuestros seres queridos, por el ritmo actual hemos elegido a la calidad, pero el optar por uno u otro dependerá mucho de la circunstancia en la que nos encontremos. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones elegiremos la calidad, y en relación con la educación la respuesta de todos sería la misma, lo cual concuerda con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos misma que señala a la calidad o la excelencia, como aspecto medular para la educación que deben recibir los estudiantes.
Diversos países son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE), dicho organismo estableció como objetivo evaluar de manera periódica los conocimientos y habilidades de los alumnos que están por terminar su formación obligatoria.
Los resultados del 2018 señalaron a Singapur como uno de los países que está logrando resultados muy por arriba de la media. Sin lugar a duda, están cosechando las buenas decisiones educativas que han hecho, e indudablemente, son un cúmulo de aspectos los que permiten tener tan buenos resultados, pero uno de ellos, es que cambiaron la cantidad por la calidad y el enseñar por aprender. Y aunque puede parecer lógico, en la realidad de nuestro país esto no ocurre. Las autoridades educativas de Singapur básicamente analizaron que si enseñaban menos entonces los estudiantes aprenderían más y mejor, ya que podrían profundizar en los temas beneficiando muchas otras habilidades.
El proceso educativo en nuestro país no permite que los alumnos se apropien del aprendizaje, al terminar un tema inmediatamente ya tienen el siguiente, lo que no da pauta a que el conocimiento se “asiente”. Por su parte, a los maestros siempre les agobia, el tener que cumplir y cubrir todos los contenidos, lo que lleva a diferentes escenarios, uno de ellos el que los alumnos realmente no hayan comprendido el tema o el tener que sacrificar momentos valiosos que podrían haber sido consideradas verdaderas experiencias de aprendizaje y todo esto, contribuye a ignorar; la curiosidad natural de los alumnos, las ganas de descubrir, elimina por completo su creatividad lo que es la receta perfecta para desmotivar y alejar los alumnos del aprendizaje.
Actualmente en nuestra sociedad y en medida de las posibilidades de los padres de familia, las agendas de los estudiantes después de su jornada escolar, está saturada de actividades, y algunas de estas son para reforzar lo visto o para dar mayor información sobre temas académicos, lo cual, si lo analizamos es probable que se esté saturando al estudiante lo que lo llevará al lado opuesto de lo que se esperaba, pero si uno de los objetivos es que los alumnos aprendan, lo que realmente necesitamos es transformar el conocimiento y replantear la manera en que se imparte, para que de esta manera lo pueda digerir, lo pueda sentir y así descubrir la maravilla de aprender.
Es importante que de ahora en adelante nos cuestionemos sobre ¿Cómo lograr que los alumnos aprendan más?, ¿Cómo crear las condiciones para que los alumnos brillen y se desarrollen? Hoy estamos en un momento perfecto para poder hacer una serie de cambios e implementaciones que permitan dar nuevo rumbo a la formación de niños, niñas y adolescentes, pero sobre todo lograr que los estudiantes se enamoren del aprendizaje para que sea un hábito que los acompañe por el resto de su vida.