Donald Trump, tras el segundo debate televisivo con Hillary Clinton, salió muy lastimado, pero falta todavía un mes para las elecciones presidenciales en Estados Unidos y muchos temen que pueda recuperar su vigor e incluso ganar.
Sin embargo, para fortuna de sus malquerientes, esta posibilidad se vuelve cada vez más lejana y muchos analistas inclusive piensan que el bárbaro está herido de muerte, aunque ya se sabe que algunas veces por esta razón podría volverse aún más peligroso, porque ya no tendría más que perder.
Según los sondeos levantados tras la difusión del video con frases sexistas de Trump, está cada vez más lejos de Hillary.
Según una encuesta realizada por la NBC/WSJ, realizada poco antes del debate televisivo del domingo, la demócrata obtenía el 46 por ciento de las preferencias sobre 35 por ciento de Trump, mientras que el liberal Gary Johnson se adjudicaba el 9 por ciento y el representante del Verde, Jill Stein, el 2.
Sin embargo, excluyendo a los más débiles, la diferencia es todavía mayor: 52 por ciento de la ex primera dama contra el 38 por ciento de Trump, una diferencia de 14 puntos.
Cuando concluyó el debate, la CNN levantó otra encuesta según la cual Hillary Clinton obtuvo el 57 por ciento de las opiniones a favor, mientras que el 34 por ciento señalaba que el vencedor fue el magnate neoyorkino. Es decir, la candidata demócrata obtendría una diferencia de 23 puntos a su favor.
El ambiente de derrota que se respira en el campamento republicano es tal, que otra vez se vuelve a hablar de la posibilidad de reemplazar al vitriólico hombre de negocios.
Sin embargo, según el estratega republicano Karl Rove, esto sería casi imposible, dado que primero debería convocarse a un comité de 160 miembros de la convención republicana para elegir al nuevo candidato, y eso provocaría un caos político. A ello se suma el hecho de que la votación por correspondencia desde el exterior ya dio inicio.
Michael McDonald, profesor de ciencias políticas de la Universidad del Estado de Florida, señaló que más de 400 mil estadounidenses expresaron su preferencia, y otros tantos lo harán en estos días.
Lo cierto es que Trump está cada vez más aislado y cada vez más senadores, y figuras notables del Partido Republicano han decidido abandonarlo a su suerte.
John Thune, presidente de la “Republican Conference” del Senado (organismo que representa a los senadores en el Congreso), pidió que Trump deje su lugar al candidato a la vicepresidencia, Mike Pence, quien por cierto también se unió a las críticas sobre las vulgares referencias que hizo el magnate sobre las mujeres. El ex candidato presidencial John McCain o la ex secretaria de Estado, Condoleezza Rice, también le han dado a la espalda.
Los únicos que aún le profesan lealtad dentro de su cuartel general de la “Trump Tower” de Nueva York son el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani y el gobernador de New Jersey, Chris Christie.
El empresario no duda en calificar a sus propios correligionarios como “hipócritas moralistas” y recuerda que no tienen en cuenta el supuesto apoyo popular que se le brinda a lo largo y lo ancho en el país y que quizá sólo figura en su imaginación pues un sondeo de la cadena ABC reveló que el 43 por ciento de los estadounidenses está a favor de su renuncia a la candidatura.
En México algunos respiran aliviados ante presunta debilidad de Trump
Y como reflejo de que en México muchos respiran con alivio ante la virtual derrota del magnate republicano, el peso mexicano reaccionó favorablemente ante el dólar luego del debate.
El dólar spot –para operaciones internacionales– se ubicaba en 18.82 pesos, su precio más bajo desde el pasado 12 de septiembre, al iniciar las operaciones cambiarias del lunes. Sólo entre el cierre del viernes y la apertura del lunes, el peso ganó 2.5 por ciento.
Los expertos consideran que este es un signo de que Hillary Clinton es considerada por los inversionistas como vencedora y de que se confía en que se enfila hacia la victoria en las elecciones de noviembre próximo.
Aunque la mayoría de los expertos en México estiman que aunque Trump no sufrió una debacle en el debate, como sucedió en el primero, su caída anticipada ocurrió el mismo viernes, cuando se difundió el video en el que se le escucha hacer comentarios escabrosos, vulgares y misóginos.
Algunos especialistas creen que en un mes pueden pasar muchas cosas, por lo que piden mantener un optimismo moderado, pero quienes conocen la política estadounidense saben que Trump difícilmente podrá remontar el día de las votaciones.
No obstante, el ex canciller Jorge G. Castañeda por ejemplo no descarta la posibilidad de que Trump dé una sorpresa en su tercer debate, arremetiendo contra Hillary y su esposo.
Lo que es grave es que de todas maneras hay alrededor de 45 y 48 por ciento de los votantes norteamericanos que apoyarán a Trump. Eso es muy desconcertante para Estados Unidos, para México y el mundo entero, señaló Castañeda.
Como han dicho algunos expertos, aún si Trump no ganara la presidencia el daño ya está hecho, pues ha envenenado el ambiente político a niveles altamente tóxicos. La semilla del mal –con componentes como el racismo, intolerancia y odio– ha sido sembrada y puede germinar en el futuro.
Tras las elecciones del 8 de noviembre, los mexicanos, y en general los migrantes extranjeros, ya no serán vistos de la misma manera.
Serán vistos como invasores y extraños, en lugar de que se les mire como parte de la comunidad multicultural de ese país, como personas dignas y trabajadoras que contribuyen a aumentar la riqueza de Estados Unidos.
También se querrá legislar contra el libre comercio, y es posible que México tenga que hacer numerosas concesiones para mantener el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) aun cuando Hilary Clinton gane.
México tendrá que hacer algo más que una operación de control de daños para poder restablecer las relaciones diplomáticas al nivel que se tenían hasta hace poco tiempo.
Así pues, habrá que acostumbrarse a que las cosas no serán igual que antes, y eso que a México solía irle mejor siempre con un mandatario republicano que con un demócrata.
Al final, quizá la “real politik” tendrá que imponerse y sin duda serán más los intereses a tutelar, que los resentimientos personales entre los dirigentes de ambas naciones.
México y Estados Unidos están unidos inexorablemente por más de 3 mil kilómetros de frontera y mantienen un intenso intercambio de un millón de dólares por minuto que pesará sin duda en el futuro.
Después del 8 de noviembre quizá habrá que prepararse lo mismo para una sorpresiva e indeseable victoria de Trump, que para un triunfo de Hillary Clinton que tampoco es una garantía de que hará más fácil la vida de los mexicanos.
Granos de café
El Informe del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) sobre la inseguridad en México, se quedó corto. No es el 98 por ciento de los mexicanos quienes viven aterrados ante la ola de violencia que hace décadas asola al país entero. El problema es tan grave, que la totalidad de los mexicanos temen ser víctimas de homicidio, secuestro, robo, asalto o desaparición.
Naturalmente, el informe del INEGI es una estadística fría que sólo causó estupor y primeras planas, pero que no contribuye en nada a solucionar el problema. Vamos, ni siquiera sirve para realizar estudios de prospectiva que permitan visualizar alternativas de solución.
Tenemos décadas, cuando menos dos, de vivir aterrorizados, preguntándonos ¿cuándo seré la siguiente víctima? y casi resignados a la violencia y a la impunidad, que deriva del coctel corrupción-impunidad, que impide pensar en una solución verdadera que restaure, cuando menos, la esperanza de que algún día surja alguien que decidida a afrontar esta crisis de violencia e inseguridad. Que no sólo hablen de quiméricas reformas jurídicas, procesales, judiciales y hasta policiales, que no van más allá del discurso y, en el mejor de los casos, no pasan de las páginas del Diario Oficial de la Federación o la Gaceta local.
Por supuesto, estamos frente a un gravísimo problema multifactorial, provocado por la corrupción, colusión e impunidad, pues sólo basta revisar las reacciones de la gente a través de las redes sociales, para confirmar que nadie cree en la autoridad y que todos ven el trasfondo de corrupción y colusión que cobija la impunidad.
Como prueba ahí están los sujetos que a plena luz del día secuestran, asaltan y asesinan arteramente, seguros de que no van a ser detenidos y que –en el supuesto de que eso ocurra–, serán liberados por doctos especialistas en derechos humanos, por supuestas violaciones al debido proceso.
El hartazgo social es más que evidente cuando se cuestiona a las autoridades, de todos los niveles, por la indiferencia que conduce a la multiplicación de delitos de alto impacto y con ello al envilecimiento de las comunidades, muchas de las cuales abogan por el uso de armas para defenderse, frente a esa ausencia de autoridad que no protege la vida, la familia ni los bienes de la población.
Ya basta de simulaciones y desfiles arcoíris en la capital del país y en todas y cada una de sus comunidades. Basta del discurso simplón y alcahuete que permite la colusión policiaca con delincuentes comunes que se han convertido en verdugos sociales.
Hoy más que nunca bien aplica la máxima que reza: si no pueden, renuncien. Ya estamos cansados de la indefensión y experiencias traumáticas transmitidas por las redes, mientras constatamos realmente que no hay gobierno y sí mucha demagogia y simulación.
Por otra parte, desde este espacio periodístico nos sumamos a la propuesta impulsada originalmente por el desaparecido intelectual Luis González de Alba, para que se entregue la medalla Belisario Domínguez al extinto trabajador Gonzalo Rivas. El héroe mexicano perdió la vida cuando cerró las válvulas de la gasolinera Eva, pues se corría el riesgo de que estallara el tanque de almacenamiento y matara a numerosas personas, luego que una de las bombas fue incendiada por simpatizantes de la disidencia magisterial de Guerrero en Chilpancingo.
Comenté en la anterior columna que la existencia de Gonzalo Rivas, quien pereció el 12 de diciembre de 2011, fue ignorada por quienes sólo buscan su beneficio personal mediante marchas y bloqueos de carreteras, y recordé que antes de morir -por un criminal incendio provocado por las hordas de manifestantes-, él realizaba trabajos de computación en esa gasolinera.
Por ello, aplaudimos también la apertura que al respecto mantiene el presidente de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez, senador Roberto Albores Gleason, quien comprometió a ese grupo legislativo a analizar la propuesta que se tornaría en un estímulo social para que cada mexicano aporte lo mejor de sí mismo, para ser mejores como sociedad y como país.
Y por el contrario, lamentamos la actitud de Vidulfo Rosales Sierra, abogado de los padres de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, quien públicamente manifestó su inconformidad por la posibilidad de que Gonzalo Rivas sea reconocido con la presea.
“Si se va a otorgar la medalla, que se otorgue a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa”, dijo el sinvergüenza. Hay otros calificativos en castellano que se merece el imbécil, pero el cinismo permea al país por los cuatro costados.
Seguramente que los afectados por las fechorías y arbitrariedades de los “estudiantes” de Ayotzinapa, por prudencia política mal entendida, no se atreven a criticar en público los secuestros, despojos y vandalismo cotidiano del que ya se hicieron expertos los “normalistas” en Guerrero y muchas otras partes del país…Sus comentarios envíelos al correo [email protected]