La prematura muerte de Juan Gabriel o Alberto Aguilera Valadez –como era su verdadero nombre–, ha producido en el país un sentimiento generalizado de tristeza. De Norte a Sur y de Este a Oeste, y más allá de nuestras fronteras, el inesperado fallecimiento de este extraordinario artista mexicano ha ocupado los titulares de los principales noticieros electrónicos y la prensa escrita, y lo mismo ha ocurrido en el espacio de las redes sociales a través de Internet.
Aun cuando no han faltado las alusiones de mal gusto a su homosexualidad, prevenientes de algunos usuarios obtusos e insensibles –afortunadamente los menos–, la gran mayoría de mexicanos han mostrado su innegable pesar por la desaparición de este auténtico ícono de la cultura popular, la prueba más tangible de que con talento y perseverancia, la adversidad puede superarse, no obstante el tamaño del reto.
Durante una conversación con el periodista Ricardo Rocha, realizada en 1985 –cuando Juan Gabriel había cumplido 35 años–, él manifestaba que más allá de las habladurías en torno a su vida privada y sus preferencias –de las cuales no sentía obligado a dar explicaciones a nadie–, la valía y talento de un ser humano había que demostrarlo todos los días con trabajo y dedicación “tal como yo lo he hecho, lo hago, lo haré y lo seguiré haciendo. Y si eso les molesta a algunas personas que escriben o a algunos medios de comunicación amarillistas, pues yo lo siento mucho”, decía.
Comentó al periodista de Televisa, que debido a las carencias familiares él sólo había podido cursar estudios de primaria, pero que “sin haber tenido estudios superiores, heme aquí, aquí estoy, frente a una cámara, en mi país, cantando, poniendo el nombre de mi patria en alto y no fui a la universidad”.
La conversación, de la cual reproduzco algunos otros párrafos, fue premonitoria, en cuanto a que desde entonces, el legado artístico de Juan Gabriel podría ser equiparado con el de inmortales ídolos de la canción mexicana, entre ellos José Alfredo Jiménez o Armando Manzanero.
–¿En qué lugar quisiera estar dentro de los compositores de México o internacionales? ¿Dónde se imagina estar? ¿No me diga que usted no tiene algunas metas establecidas?– cuestionó el periodista.
–Pues lógicamente me gustaría ser alguien muy importante. Cada quien tiene su lugar, aunque deje un hueco. En el caso de José Alfredo Jiménez, él dejó uno que nadie llenará y tiene su lugar. El señor Armando Manzanero tiene su lugar, pero no ha dejado ningún hueco, porque el señor ahí está, todavía vigente– mencionó Juan Gabriel. Y agregó:
“Cuando yo deje de respirar dejaré un hueco, chico o grande, como guste, pero que tampoco nadie podrá llenar. Ellos son ellos, cada uno, cada quien, y lógicamente, es obvio que lo diga, pero yo soy Juan Gabriel”, reiteró el cantautor michoacano.
En esa entrevista, Rocha le preguntó si tenía miedo a morir.
–¿Qué hay de la muerte?– le dijo.
–¿Qué tiene?– respondió Juan Gabriel.
–¿Le asusta?– volvió a enunciarle el comunicador.
–No. Es lo más seguro que tengo, en sí, dejar de respirar. Todo depende de que si yo llego a ser alguien muy importante, no me moriré jamás– le subrayó el popular compositor e intérprete.
–Hay pues un anhelo de inmortalidad, de pasar a la historia– le inquirió nuevamente Rocha.
–De hecho, si me muero dentro de quince minutos, créame usted que yo ya pasé a la historia–, respondió Juan Gabriel.
Y así es. Desde el anuncio de su fallecimiento en su casa de Santa Bárbara, en California, centenares de admiradores han esperado la oportunidad de darle el último adiós en la Plaza Garibaldi y el Palacio de Bellas Artes, aunque hasta el momento no se ha dicho con exactitud si sus restos, contenidos en la urna que se halla en poder de sus familiares, serán llevados a estos dos lugares que están ya listos para honrar su memoria.
Detalles que dicen mucho de la generosidad del gran artista mexicano, fueron su impulso a nuevos talentos y la promoción y manutención de la escuela musical y albergue infantil Semjase, que el cantante mantuvo abierto desde 1987, hasta octubre de 2015, en Ciudad Juárez, durante casi 30 años, para atender a niños huérfanos, hijos de madres solteras o de muy bajos recursos económicos.
Como también era de esperarse, algunos han intentado opacar su apoyo al Semjase porque –dicen–, usó a los niños como refractarios para eludir el pago de impuestos. El tema hoy, es que si bien algunos utilizan este tipo de artilugios ante Hacienda –ante la voracidad de la clase política–, fue mil veces preferible que Juan Gabriel mantuviera este centro, señalan otros, en defensa del fallecido artista.
En su natal Parácuaro donde se convirtió desde hace más de 40 años en el gran benefactor del pueblo, llegó a gestionar personalmente obras de beneficio social, entre ellas caminos y carreteras que permitieran elevar el nivel de vida de los habitantes de la zona. Incluso, no dudó en realizar conciertos de beneficencia, aunque desde su fallecimiento se han revelado detalles siniestros, como la intervención de cárteles del crimen organizado que trataron de extorsionarlo e intimidarlo, y finalmente provocaron que Juan Gabriel interrumpiera su tarea benefactora en Michoacán.
El lugar donde serán depositadas sus cenizas y cómo tendrá lugar la repartición de sus bienes, seguramente no estará exento de controversias entre sus 4 hijos y algunos hermanos, y en tanto no se protocolice el destino de su fortuna estimada en más de 30 millones de dólares –gracias a 44 años de exitosas presentaciones, que algunos analistas estiman en más de 14 mil conciertos y 100 millones de discos vendidos–, la polémica inundará la prensa especializada.
Sin embargo, para el resto de los mexicanos, y como lecciones de superación, habrá que recordar al gran artista que durante esa entrevista mencionó que deseaba permanecer en la historia como un ejemplo de superación para la gente “y sobre todo darle las gracias por haberme permitido haber compartido este ciclo con todos”.
Y ojalá este último mensaje pueda entenderlo Nicolás Alvarado, el supino director de TV UNAM, quien sin el menor rubor –quizá porque en el fondo guarda no un homosexualismo, sino una jotería reprimida y una envidia latente por el indiscutible éxito de Juan Gabriel–, publicó en un diario de circulación nacional:
“Creo que a estas alturas no necesito acreditar el respeto que me inspiran ciertos productos de la televisión comercial ni mi afinidad por la cultura gay. Mi rechazo al trabajo de Juan Gabriel es, pues, clasista: me irritan sus lentejuelas, no por jotas sino por nacas, su histeria no por melodramática sino por elemental; su sintaxis, no por poco literaria sino por iletrada, dijo.
Nicolás Alvarado mencionó también que “acaso extrañe el hecho a algunos, y particularmente a quienes me conocen. Porque dirijo un medio de comunicación, pero uno público y universitario, que no suele ocuparse de las noticias de farándula. Y, sobre todo, porque bien saben mis allegados que nunca me ha gustado Juanga: jamás fui a verlo en concierto (muchos atribuyen a ello mi reticencia a su trabajo), si hay discos suyos en mi casa –sólo dos: el álbum doble del concierto en Bellas Artes– es porque son propiedad de mi mujer, y conozco apenas unas pocas de sus canciones que, confesaré, me han bastado para identificarlo como uno de los letristas más torpes y chambones en la historia de la música popular, todo sintaxis forzada, prosodia torturada y figuras de estilo que oscilan entre el lugar común y el absurdo.”
En fin, así fue el torpe comentario de un funcionario –con cargo a nuestros impuestos vía TV UNAM–, pretencioso y clasista, en torno a la obra de Juan Gabriel, cuyo nombre, aunque le disguste, quedó inscrito para siempre en la cultura popular latinoamericana.
Mensaje de Peña a jóvenes
El presidente Enrique Peña Nieto ha elegido –en vez del tradicional mensaje anual con motivo de su cuarto informe anual de actividades–, entablar un diálogo con diversos sectores representativos, pero sobre todo la juventud.
Peña Nieto busca apoyarse en los jóvenes para rescatar la credibilidad perdida. Sin embargo, los jóvenes paradójicamente fueron el sector más reacio a otorgarle su respaldo a Peña Nieto, después del desafortunado incidente en la Universidad Iberoamericana cuando el entonces candidato del PRI asumió la responsabilidad en lo concerniente a los campesinos de Atenco, que se rebelaban contra la decisión del entonces presidente Vicente Fox de construir un nuevo aeropuerto.
De ahí surgió el movimiento Yo soy 132, que tanto ruido hizo y que seguramente le costó un buen porcentaje de votos en las urnas al actual mandatario, aunque eso no le impidió alzarse con el triunfo.
Hoy en día, todavía los jóvenes siguen siendo los que más critican, con razón o sin ella, al jefe de Estado, como se puede constatar en Twitter o Facebook.
Los jóvenes, según las estadísticas oficiales, son los que han sufrido con mayor severidad los efectos de la política económica. Este grupo es el que contabiliza el doble de las tasas de desempleo promedio, sobre todo aquellos jóvenes que cuentan con una carrera universitaria.
Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), los jóvenes son el sector de la población más discriminado en materia laboral, pues mientras la tasa de desempleo de los adultos de 30 años y más es de 3.5 por ciento, en los sectores juveniles alcanza 8.7 por ciento.
En el estudio, publicado por el Conapred, se subraya la urgente necesidad de integrarlos al mercado laboral para contribuir al ingreso familiar. Los jóvenes sólo hayan cabida en el subempleo o el empleo informal pero ello “los arrincona en la precariedad laboral, circunstancia de la que después les será difícil escapar”, afirma el documento.
A causa de esto, enfrentan inexperiencia laboral, la cual “termina volviéndose argumento para el abuso y eventualmente para la explotación” de este segmento demográfico.
También se ven atrapados de pronto en un círculo que combina períodos sucesivos de desempleo, subempleo, inactividad, contratos temporales o el autoempleo.
El resultado es que no pueden hacer realmente una carrera que les permita escalar posiciones hasta llegar a la cúspide como sucedía antaño.
Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, reconoce en este documento del Conapred y el CIDE que en México los jóvenes abandonan muy temprano la escuela, entre los 15 y los 18 años.
Actualmente ya no basta tener una carrera profesional y estar altamente calificados para insertarse en el mercado laboral.
Por lo tanto, la vieja regla de a mayor calificación, mejor empleo, ya o funciona pues cada vez es más común encontrar posgraduados en el sector informal, según el estudio.
Como consecuencia, jóvenes altamente calificados se ven obligados a emigrar legalmente hacia Estados Unidos, lo que quiere decir que “México está regalando el bono demográfico propio a sus socios económicos”.
El reporte concluye con una conclusión muy dramática: “el país no ha sido capaz de crear los suficientes empleos para un grupo que debería convertirse en el motor de la economía”.
Es verdad que este no es un problema privativo de México, pues lo comparten otros países de desarrollo similar como Colombia.
Un estudio reciente del Banco Mundial señala que uno de cada cinco personas de América Latina entre los 15 y 24 años de edad ni estudia ni trabaja, lo que contribuye al aumento de la delincuencia, la drogadicción y la desintegración social.
No obstante, Peña Nieto se tardó un poco en darse cuenta de que había que atraer el interés de la juventud y no irritarla cada vez más con sus políticas excluyentes.
Pero nunca es demasiado tarde y es loable que trate de recuperar el tiempo perdido y de corregir este error. Será un diálogo público y aparentemente libre, pero nunca falta el que desconfíe de que realmente sea espontáneo.
Continuamente se habla de que “los jóvenes son el futuro de México” pero parece que nadie está consciente de que en realidad este grupo de la población está siendo desperdiciado y olvidado, por lo cual seguramente habrá consecuencias políticas y sociales serías en los años por venir.
Por ello, si este recurso novedoso que Peña Nieto empleará durante su Cuarto Informe de Gobierno no se acompaña de estrategias orientadas a brindarles más oportunidades de nada va a servir. Han olvidado que para que la juventud sea realmente integrada al desarrollo se requieren de muchos recursos, pero también de mucha voluntad política.
Granos de café
El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, aseguró que el único objetivo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es el poder, no el diálogo, ni la negociación y vamos, ni siquiera abrogar la Reforma Educativa.
Naturalmente Nuño Mayer conoce muy bien esa estrategia y también tiene muy claro el objetivo real de la agrupación disidente, que sólo podrá mitigarse con la fuerza del Estado. Esto también lo sabe muy bien el secretario de Educación, quien se ha enfrentado una y mil veces a los dirigentes de la central magisterial para convencerlos de que no habrá marcha atrás a la Reforma Educativa y de que el tiempo se les agota.
Por supuesto que no hay tono beligerante en su afirmación de que no hay condiciones para mantener un diálogo con la CNTE y no hace falta. La sociedad en su conjunto y particularmente los padres de familia de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, están cansados de que a sus hijos se les condene al atraso, la ignorancia, la pérdida de oportunidades y un interminable etcétera.
Esta realidad se constata en el activismo que los padres de familia protagonizan desde hace una semana en que debieran haber iniciado las clases, lo que ha sido impedido parcialmente por la CNTE, en cuando menos un 30 por ciento de los planteles de esas entidades.
Esta movilización de padres de familia muestra que ni siquiera la amenaza permanente de la Coordinadora a autoridades escolares y directivos de los planteles los amedrenta, y es tal su decisión de que se reanuden las clases, que ya han abierto muchas escuelas con maestros que realmente quieren cumplir con su trabajo.
Naturalmente, siempre existe el riesgo de que la violencia se haga presente y los golpeadores profesionales de la CNTE agredan a los padres de familia.
Por ello, este es el momento de las definiciones y a sólo un día del IV Informe del presidente Peña Nieto, es tiempo de responderle a la sociedad y hacer a un lado, de una buena vez, esta pesada losa que la CNTE ha puesto sobre la educación en algunas zonas del país. Este atropello repugnante ha condenado ya a varias generaciones de estudiantes de esas entidades, que desgraciadamente ostentan hoy los más bajos niveles de aprovechamiento de todo el sistema educativo nacional…
…Si ustedes quieren realizar un estudio sobre contaminación ambiental y la fauna rapaz en la ciudad de Tapachula, sólo diríjanse a la vieja estación del ferrocarril, que el gobierno municipal del priista Neftalí del Toro ha destinado como enorme depósito de basura al aire libre, ubicado a pocos pasos del antiguo Mercado Soconusco. Seguramente que cuando el presidente invita a un recorrido por la zona al gobernador Manuel Velasco Coello, omite placearlo por este reducto, que gracias a su desinterés y a la rapiña, es un terrible foco de infección…Sus comentarios envíelos al correo [email protected].