
Libros de ayer y hoy
José Juan Macías no anda fino. Es así de simple. Y las razones deben analizarse a profundidad. Porque una baja de juego o una mala racha frente al arco rival es algo normal en la vida deportiva de un centro delantero. Pero si el mal momento se debe a distracciones que le impiden concentrase al 100 por ciento, entonces sí es algo para preocupar.
Primero debe quedar claro algo: JJ es, más allá del juicio ligero del resultado, un extraordinario atacante. Se trata de un futbolista diferente, con una capacidad dentro del área que ha sido ya probada, sobre todo durante su paso por León, donde se convirtió en el mejor anotador mexicano en los dos torneos que vistió esa camiseta.
Hoy, las críticas le llueven y es normal, sobre todo si consideramos que el aficionado lo único que quiere son buenos resultados. Así, cuando la cosa anda mal, muchas veces no se detendrá a ver todos los aspectos del juego y simplemente enjuiciará las fallas que hayan influido para que el marcador fuera adverso. Por ejemplo, el sábado pasado que se equivocó ante Cruz Azul.
Los errores frente al arco rival no indican, a mi entender, que sea un mal futbolista. Indican, eso sí, que un buen jugador se encuentra en mal momento. ¿Por qué ocurre esto? Ese es el punto interesante. Deportivamente, se podría decir, sin faltar a la verdad, que no es ni remotamente lo mismo el aparato ofensivo que tenía en León al que tiene hoy en Chivas.
No es lo mismo que le sirvan goles Ángel Mena y Luis Montes de forma regular, a esperar que salgan en un buen día Isaac Brizuela o Uriel Antuna, por ejemplo. Guadalajara cuenta con futbolistas que cuando andan, pueden hacer cosas brillantes, pero cuando no… queda en evidencia que este equipo puede llegar a funcionar muy bien, pero todavía le falta trabajo.
Un mal momento lo tiene cualquier centro delantero. No es algo extraño. Lo preocupante en este caso específico sería si JJ no anda por motivos extra cancha. Para nadie es un secreto su deseo de irse ya a Europa. Antes del cierre de registros en el Viejo Continente, parecía distraído quizá por ese anhelo de emigrar. Pero se cerró ya el mercado de transferencias y su actualidad no mejora.
Es comprensible su deseo de salir a buscar el éxito en tierras difíciles de conquistar. Pero el futbolista debe entender una cosa: hoy tiene puesta la camiseta de Chivas. Y no hay cosa más sagrada que esas rayas y ese escudo. Mientras la porte, su obligación es enfocarse única y exclusivamente en ella. El resto, son cosas que puede tratar su representante.
Apelando al profesionalismo con que siempre se ha conducido José Juan Macías, sólo resta esperar que deje cualquier distracción de lado para centrarse en el aquí y ahora. Sobre Europa puede pensar en diciembre, cuando se abran nuevamente los registros, pero hoy el presente se llama Chivas. Tendrá que enfocarse ya, porque la fase regular está por concluir y en el repechaje, un centro delantero en buen momento es indispensable para devolverle a millones de aficionados la alegría perdida en los últimos tres años.