Una encuesta reciente publicada por El Universal señala que el índice de aprobación de AMLO es del 69% en previsión al informe que rendirá a la nación.

Esta cifra, es mas que una constante, refleja un incremento de la popularidad del presidente, aún con más puntaje porcentual del que tuviera cuando inició su mandato. El dato deja muchos puntos para reflexionar:

El más obvio, López Obrador y sus seguidores parecen impermeables a la crítica. Los miles de memes, las incontables notas periodísticas, los millares de comentarios negativos en redes, las cadenas detractoras en whatsapp y aún las fake news verosímiles parecen, como ocurrió en campaña, tener un efecto nulo en la amplia fracción de la sociedad que depositó su confianza en López Obrador. Este efecto balsámico para AMLO puede tener un enorme efecto Boomerang toda vez que podría cerrar los ojos a la realidad si el presidente errara.

Sin embargo, López Obrador muestra que por ahora sus mañaneras son más eficientes que todos sus detractores en medios «de presrigio». Así los análisis lúcidos que pueda publicar El Financiero o Reforma, se pierden entre los columnistas y opinadores que critican al presidente y que por ahora sólo acarrean despresrigio para los propios medios en los que publican

Otro fenómeno que arroja la encuesta es la esperanza: la gente que la responde cree que las cosas van a mejorar en el país. Una venta de expectativas que habrá que reconocer al mandatario mexicano.

Lo que más sorprende es que a pesar del crecimiento cero en la economía, la confianza sigue sólida en el Ejecutivo Federal. los encuestados consideran que nueve meses no son suficientes para cambiar al país y parecen estar dispuestos a entregar su paciencia en pos de los cambios anhelados.
Vistas así las cosas podemos plantear varias opciones:

a) El amplio consenso popular en el que descansa, permitirá a López Obrador cerrar sus oídos a las críticas, aún cuando estás pudieran ser de buena fe y no en busca de erosionar su mandato.

b) Este consenso distorsionará la realidad al grado de justificar, aún las equivocaciones presidenciales más evidentes. López Obrador es humano y puede equivocarse.

c) Los detractores seguirán sus campañas arando en el océano y sembrando en el desierto, su único público será cono hasta hoy, quienes ya de por sí detestan a AMLO, una franja que es menor al 31% de la población.

d) Los medios seguirán atacando en la medida de sus intereses y perderán audiencia y credibilidad en la medida de la popularidad sostenida del presidente.

Como siempre, usted tiene la mejor respuesta…