Hay un flagelo social que deja marcado a quien le toca, desgraciadamente, padecerlo. Le deja una marca imborrable, en lo físico, moral, emocional y espiritual. Sin duda, al recibir este daño, en la cuestión mental en su conjunto, la persona se vuelve insegura, desconfiada, taciturna e insociable.

En el plano físico, depende mucho si fue con violencia o no. Pero, no podemos descartar que la violencia psicológica es tan mala o peor que la otra.

Este flagelo, al que nos referimos, es el abuso sexual. En México, el abuso sexual, sobre todo el infantil, ya a se coloca en primer lugar del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Según cifras de diversos medios, cada año, en México, se abusa de más de cuatro millones de niños y niñas y eso que se cree que de diez casos, solo hay una denuncia.

Las causa de esta agresión sexual son varias. En primer lugar, la crisis de valores culturales, sociales y espirituales que nos acecha. “Ya no hay moral”, solemos oír, o también, escuchamos: “ El mundo anda mal” . En cierta medida, esas frases populares, reflejan mucho de lo que estamos viviendo.

En segundo lugar, la exposición constante y asidua de contenido pornográfico o semi pornográfico en los distintos medios de comunicación. Por ejemplo, en la famosas series, que están de moda, se abusa del contenido semi pornográfico exaltando la el deseo sexual. Cabe señalar que muchas de las relaciones que se presentan en estas secuencias televisivas, no son entre casados o relaciones normales. Estas imágenes incluyen situaciones prohibidas, llámense amantes, encuentros casuales, concubinas, etc. Y también, relaciones entre los mismos sexos.

En tercer lugar, la causa del aumento, de todo esto, es también, la impunidad. Sí; al igual que en otros crímenes y delitos, la impunidad tiene su culpa. No se le impone la justicia debida al violador, al abusador. En estos casos, muchas veces se culpa a la víctima, (si es que hay algún proceso, si no, sale libre a segur destruyendo vidas).

Esas son algunas de las causas, pero, ¿cuáles serían las soluciones?

1.       Volver a los valores. Estos incluyen los valores o virtudes morales, prudencia, justicia, fortaleza, templanza. Y el resto de buenos hábitos, respeto, religión, amabilidad, honestidad, etc.

2.       Limitar la exposición a contenido erótico que pueda rallar en lo pornográfico.

3.       Mayor vigilancia a los familiares de los niños, pues, primos, tíos, padrastros o abuelos, son en muchos casos, los abusadores.

4. Enseñar a los niños a detectar posibles agresiones. Por ejemplo, instruirles, que si alguien lo quiere tocar, grite, corra o le diga a alguien que pueda ayudarlo.

5.       Concientizar a la población que denuncie el abuso sexual.

6.       Exigir que la autoridad cumpla con su trabajo y aplique la ley en cada caso.