
Visión Financiera
Diputados millonarios en un Jalisco de sueldos miserables
Apenas regresaron de sus vacaciones y los diputados de Jalisco ya piensan en subir su sueldo. Hoy ganan alrededor de 109 mil pesos brutos al mes y quieren llevarlo a casi 113 mil. No es cualquier ajuste: hablamos de un aumento que, sumado a sus demás beneficios, sale del bolsillo de los jaliscienses que apenas logran cubrir lo básico.
Mientras un diputado gana eso en solo un mes, muchas familias en Jalisco sobreviven con entre 8 y 10 mil pesos al mes. Y no hablo de trabajos informales, sino de gente con años de experiencia que lucha para que el dinero alcance. Un profesionista promedio en el país recibe cerca de 7 mil 500 pesos mensuales, y en Jalisco, un profesionista “bien pagado” puede llegar a los 16 mil. Aun así, la diferencia con lo que cobra un legislador es abismal.
Los argumentos para justificar el aumento suenan huecos. Dicen que no han tenido incrementos en ocho años y que la inflación les ha pegado. Pero, ¿cuántas familias llevan más de ocho años con el mismo sueldo, sin poder siquiera soñar con un aumento? La respuesta es simple: millones. Y esas familias no tienen bonos, chofer, viajes pagados o dietas especiales.
El contraste es insultante. Profesiones de alto nivel como la medicina de especialidad o la ingeniería difícilmente superan los 40 mil pesos al mes. Y eso trabajando jornadas largas, fines de semana y con una preparación de años. En cambio, nuestros diputados se sientan unas horas a la semana, reparten discursos y ya planean cómo recibir más cada quincena.
Lo peor es que este aumento viene acompañado de la posibilidad de seguir inflando la nómina del Congreso “a discreción”. Es decir, podrán contratar más personal, aunque ya se ha documentado que hay decenas de plazas innecesarias o de personas que cobran sin trabajar. En vez de recortar, limpiar y ser austeros, el plan es gastar más.
El mensaje que envían es claro: los privilegios primero, el pueblo después. No hay sensibilidad ni conexión con la realidad de quienes dicen representar. La política se convierte en un refugio para asegurarse ingresos y beneficios, no en un compromiso de servicio.
Hablar de austeridad y luego subirse el sueldo es una burla. Hablar de representar a la gente y luego olvidarse de sus necesidades es hipocresía. Y lo peor es que lo hacen con total normalidad, como si nadie fuera a reclamarles, como si el dinero público fuera suyo.
En un estado donde miles viven al día, un aumento como este no es solo injusto: es una cachetada. Y cada peso extra que se aprueben es un peso menos para salud, educación o seguridad. Si los diputados quieren ganar más, que lo hagan como cualquier ciudadano: trabajando más y mejor, no aprobándose el aumento entre ellos mismos.