Tortas para los tragones
Unidad contra Trump o discursos vacíos
El llamado a la unidad nacional hecho por Gerardo Fernández Noroña y respaldado por el Congreso de la Unión y los gobernadores del país frente a las políticas de Donald Trump parece, a primera vista, una postura necesaria. En un contexto donde las amenazas de deportaciones masivas, aranceles y violaciones al T-MEC ponen en jaque la relación bilateral, resulta natural que se busque fortalecer la imagen de un México unido. Sin embargo, detrás de estos discursos, hay serias omisiones y contradicciones que no podemos pasar por alto.
Se habla de soberanía, independencia y de frenar una posible oleada migratoria hacia nuestro país, pero nadie aborda el verdadero origen de muchos de nuestros problemas: la violencia desbordada y el avance del crimen organizado. ¿Cómo podemos aspirar a enfrentar las amenazas externas si internamente no hemos resuelto la guerra que libramos en nuestras calles? Mientras el gobierno insiste en su retórica de “abrazos, no balazos,” el narcotráfico sigue ganando terreno, con políticos locales y federales que, en el mejor de los casos, parecen indiferentes, y en el peor, cómplices.
Por otro lado, es preocupante la falta de realismo en algunas de las propuestas de nuestros legisladores. Mientras figuras como Ricardo Anaya advierten con razón sobre nuestra dependencia comercial hacia Estados Unidos, otros políticos sugieren respuestas simplistas como recurrir a China si Trump cierra las puertas al comercio. Pero lo que parecen ignorar es que casi el 80% de nuestras exportaciones tienen como destino a nuestro vecino del norte, mientras que con China apenas alcanzamos un 2% en acuerdos comerciales. Pretender que este vacío puede llenarse de la noche a la mañana no sólo es ingenuo, sino peligroso.
A esto se suma el doble discurso de figuras como Noroña, quien condena las injerencias extranjeras mientras simpatiza abiertamente con gobiernos autoritarios como el de Nicolás Maduro. ¿Cómo puede un político hablar de soberanía y al mismo tiempo mostrar afinidad con un régimen que ha llevado a su país al colapso? Estas posturas no sólo debilitan nuestra credibilidad internacional, sino que también envían mensajes confusos sobre las prioridades de nuestro gobierno.
En este momento crítico, lo que México necesita no son discursos vacíos ni promesas que ignoren la realidad. Si verdaderamente queremos un frente común, debemos empezar por fortalecer nuestro propio terreno. Esto implica enfrentar de manera seria y decidida al crimen organizado, invertir en seguridad, justicia y desarrollo, y garantizar que el Estado recupere el control en las regiones donde hoy manda el narco.
Asimismo, es fundamental que nuestra política exterior sea congruente y pragmática. No se trata de cerrar puertas ni de adoptar posturas ideológicas que dividan más que unir. Se trata de construir una estrategia bilateral sólida con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, basada en el respeto mutuo y en acuerdos que beneficien a ambos países.
Hablar de unidad es fácil; construirla exige mucho más. México tiene que demostrar que no sólo puede levantar la voz ante Trump, sino que también puede poner orden en su propia casa. Porque de nada sirve un discurso de dignidad si, al final, nuestras acciones no respaldan nuestras palabras.