
Niñas, no madres
¿Dónde están los médicos cubanos del IMSS-Bienestar?
Durante la pandemia, el gobierno mexicano justificó la contratación de médicos cubanos como una medida de emergencia para enfrentar la crisis sanitaria. Se nos dijo que venían a salvarnos, a cubrir zonas desatendidas, a sumar manos en hospitales saturados. Pero la emergencia pasó. El Covid 19 ya no es pretexto. Y sin embargo, los médicos cubanos siguen aquí. Contratados, pagados y protegidos. Pero… ¿dónde están?
Esa es la gran incógnita. No existe una base pública clara que indique en qué hospitales trabajan, qué funciones cumplen o, lo más preocupante, si siquiera cumplen con los requisitos legales para ejercer la medicina en México. Porque la Ley General de Salud es muy clara: todo profesional extranjero debe revalidar estudios y contar con cédula profesional para ejercer. ¿Estos médicos la tienen? ¿O estamos permitiendo una zona de opacidad médica sin supervisión?
Mientras tanto, miles de médicos mexicanos, jóvenes egresados de universidades públicas y privadas, siguen sin empleo o aceptando plazas mal pagadas en condiciones precarias. Y no porque no quieran ir a comunidades rurales. Muchos sí quieren. Pero no les dan plazas. O se las dan a extranjeros, con condiciones preferenciales: sueldos más altos, alojamiento gratuito, transporte y sin los filtros que se les exige a los nuestros.
Esto no solo es injusto. Es inmoral. E incluso puede ser ilegal.
Según cifras obtenidas vía transparencia y reportes periodísticos, el gobierno mexicano ha pagado más de 1,200 millones de pesos por estos servicios, a través de un convenio opaco con el régimen cubano. En muchos casos, ni siquiera se paga directamente al médico, sino al Estado cubano, que les retiene la mayor parte del salario. Por eso, organizaciones internacionales y países como Estados Unidos han acusado este modelo de “misiones médicas” como una forma moderna de explotación laboral. De hecho, a algunos políticos centroamericanos ya se les ha cancelado la visa por promover estos acuerdos.
Entonces, ¿a quién beneficia esta situación? Ciertamente no a los pacientes. No a los médicos mexicanos. Y desde luego, no a los médicos cubanos, que en muchos casos trabajan bajo condiciones que rayan en lo inhumano y sin libertad real de decisión.
Hoy más que nunca necesitamos transparencia. Saber cuántos médicos cubanos hay, dónde están, cuánto se les paga, quién supervisa su trabajo y si cumplen con la ley. Pero también, urge que el gobierno apueste por el talento nacional. No se trata de xenofobia ni de cerrarnos al mundo. Se trata de justicia, legalidad y respeto por nuestros propios profesionales de la salud.
Porque si el gobierno mexicano no puede responder a una pregunta tan simple como “¿dónde están?”, entonces lo que tenemos no es un sistema de salud fortalecido, pareciera más bien una simulación con fines ideológicos.