
¡¡¡PLOP!!!
Narco corridos: ¿prohibirlos es la solución?
La agrupación Los Alegres del Barranco compareció este miércoles ante el Ministerio Público en Jalisco. Es la segunda de cuatro investigaciones abiertas en su contra, tras el polémico concierto realizado en el municipio de Villa Purificación. Mañana testificará el alcalde, y será el próximo 12 de mayo cuando se decida si se vincula a proceso a los seis involucrados.
La pregunta flota en el aire: ¿prohibir los narco corridosayudará a erradicar al crimen organizado y al narcotráfico? No se puede negar que muchas de estas canciones glorifican la violencia, alaban a personajes ligados a cárteles y presentan una imagen distorsionada del éxito y el poder. Pero pensar que su prohibición resolverá el problema de fondo es como querer curar una enfermedad grave solo con un analgésico. La música, por sí sola, no recluta sicarios ni siembra amapola. Solo refleja lo que ya ocurre en las calles, en las comunidades olvidadas por las instituciones, donde el narco sí llega con soluciones, aunque sean falsas.
Lo que sí puede hacer una diferencia es apostarle a la prevención del delito. La Secretaría de Seguridad Pública del Estado ya trabaja en un modelo que busca llegar a los jóvenes desde las escuelas, hablarles con claridad sobre los riesgos del narcotráfico y mostrarles que hay alternativas, que no todo está perdido. Esa es una apuesta más sensata. México no necesita más prohibiciones que se presten a la censura arbitraria. Necesita políticas públicas serias, consistentes y con visión a largo plazo. No basta con callar la música: hay que cambiar la realidad que la inspira.
El crimen organizado sabe bien a quién busca. No va por los poderosos ni por quienes tienen muchas oportunidades; va por los jóvenes sin rumbo, sin guía y sin opciones. Recluta a quienes dejaron la escuela, a quienes tienen problemas en casa, a quienes no ven futuro. Los seduce con dinero fácil, respeto inmediato y una aparente salida rápida del abandono. Para muchos de ellos, cantar un corrido no es más peligroso que vivirlo.
Los adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad se han convertido en el blanco favorito del crimen. Son carne de cañón. Se les ofrece una moto, un arma, unos tenis de marca, y a cambio se les pide entregar su libertad, su paz y, muchas veces, su vida. Mientras las autoridades discuten si censuran una canción o multan a un cantante, en las colonias más golpeadas por la violencia, la delincuencia sigue captando menores de edad como halcones, sicarios o distribuidores.
Por eso es urgente fortalecer la prevención en serio, no solo como discurso. Hay que entrar a las escuelas, a las casas, a las comunidades. Hay que hablarles de frente a los jóvenes, invertir en deporte, en cultura, en formación técnica, en recuperar el tejido social. Solo así se puede competir con el atractivo que ofrece el crimen. Porque mientras no se les ofrezca un mejor camino, muchos seguirán tomando el peor.