Medicinas amargas
Amargo sabe el aumento a las tasas de interés anunciado por el Banco de México debido a las consecuencias que padeceremos los consumidores del crédito; subir las tasas activará un efecto dominó.
La subida de las tasas pretende atraer capitales golondrinos, de acuerdo, pero también es menudo “sustote” para quienes pensaban comprar casa o coche a plazos, o darle vuelo a la hilacha con la tarjeta de crédito…
También sin azúcar viene el nuevo súper recorte al gasto público, proclamado por el secretario de Hacienda, el cual cancela esperanzas de crecimiento económico, y por consecuencia de riqueza.
El tamaño de ambos “remedios”, subida de tasas y bajada de gastos, responde al contagio por la pandemia en tiempos de cólera financiero.
Por otro lado, “mocharle” 132 mil millones de pesos al gasto público implica rasurarle 100 mil millones de pesos a Pemex por la debacle de los mercados energéticos y 32 mil más a gastos comunes y corrientes en bonos, viajes, vehículos y oficinas burocráticas, rubros que a pesar de la austeridad se habían mantenido intocables.
Según el secretario Luis Videgaray –“manos de tijera”– el recorte es una medida preventiva ante la horrible certeza del estancamiento económico mundial.
Lo grave de la “mochada” es que también implica cerrar la llave a la inversión. Habrá poco dinero para el campo, la industria y la infraestructura. El sector privado traga gordo; retiembla en su centro. El Gobierno no será detonante del crecimiento y el país seguirá sufriendo por la falta de un aparato productivo sólido y la ausencia de un mercado interno que ayude a contrarrestar la salida de capitales registrada en los últimos 15 meses.
Arturo Huerta, director del Posgrado de Economía de la UNAM, advierte que la coyuntura financiera obliga a mover a México en una dirección distinta a la agonía que nos tiene lejísimos del éxtasis, al borde del hoyo negro.
Las medidas anunciadas suenan sensatas aunque también recorten las aspiraciones presidenciales del secretario de Hacienda a quien sólo queda ahora por la opción de la “resignación”… por cierto tan condenada por el Papa.
EL MONJE ADOLORIDO: Arne (Aus den Ruthen Haag) está que arde; se vale denunciar y también sobar. El implacable City Manager de la Miguel Hidalgo fue víctima de los guaruras de #LordMeLaPelas, alias Raúl Libién Santiago, junior de don Raúl, sobrino de don Naim, todos magnates mexiquenses dueños del grupo Miled y del diario Unomásuno, presumidos dizque cercanos al primer paisano mexiquense.
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