El Papa viene preparado para encontrar a un México sumido en la pobreza, la violencia… y sobre todo la impunidad.
Qué pena con la santísima visita, y nosotros con el tiradero.
Si bastante bochornoso resultaba el clamor de justicia por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sume la “oportuna” aportación del Equipo Argentino de Antropología Forense que acaba de incinerar definitivamente la “verdad histórica” detrás de la ejecución de los estudiantes en la barranca del basurero de Cocula. Las conclusiones de los “expertos” argentinos reiteran lo dicho por los enviados de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos: “en ese lugar nunca se registró un incendio de las dimensiones consignadas por la investigación de la PGR”. Los padres agraviados mantienen la demanda de justicia y aunque no se reunirán directamente con Francisco, en Ciudad Juárez, desde primera fila, recibirán la solidaridad del líder de la Iglesia Católica.
Y ahora, además, el Papa va a encontrarse otro horror. El primer desenlace de la desaparición de los cinco jóvenes detenidos por policías estatales en Tierra Blanca, Veracruz, una versión “jarocha” de aquella noche trágica guerrerense. Otra vez, jóvenes secuestrados por autoridades fueron entregados a sicarios –del Cártel Jalisco Nueva Generación– en una acción de complicidad. Las indagatorias de la Policía Federal han identificado hasta ahora los restos de dos de los cinco desaparecidos quienes habrían sido asesinados en el Rancho El Limón, del municipio de Tlalixcoyan, donde según las autoridades hay evidencia de cuando menos otras cuatrocientas ejecuciones.
Ese también es el rostro del México nuestro de cada día, donde criminales y autoridades se mimetizan en el bosque de la impunidad.
¿Necesitamos que el Papa venga a decirnos lo que ya sabemos?
Ante tales hechos brutales vale preguntar:
¿Podrá Francisco llegar sólo como misionero de la misericordia y de la paz cuando ha prometido no venir a tapar la violencia y los problemas que padece el país?
¿Sólo con el tema de Ayotzinapa y Tierra Blanca, sin contar todo el resto del horror provocado por la violencia incontrolable, la injusticia, la impunidad –hija de la corrupción–, sería posible evitar la confrontación del líder de la Iglesia Católica con el gobierno anfitrión?
EL MONJE ARITMÉTICO: La visita del Papa ya tiene ganadores; comerciantes y prestadores de servicios han hecho su “agosto” en febrero. Los pasos de Francisco dejarán una estela de 2 mil 500 millones de pesos. Más allá de las especulaciones políticas y los mensajes de fe, la presencia papal ya es un verdadero milagro.
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